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En "El mar es un pixel", del dramaturgo, actor y director, David Gaitán, se cuestiona qué tan racional o irracional es la sociedad en su relación con el concepto de honor y su relación con la tecnología. La historia —cuenta Gaitán, en entrevista— de una pequeña comunidad decimonónica donde irrumpe un dispositivo que amplifica la realidad se inspiró en el mito de la caverna de Platón. El nombre de la obra, sobre todo, le entusiasmó como alegoría de esa posibilidad en la que los hombres habitan una caverna en la que sólo ven las sombras que provoca una fogata a sus espaldas: “Después, cuando salen al mundo, descubren que la realidad era mucho más amplia que solo eso”. Es un diálogo con el título de la obra y un pretexto para tener el punto de partida que se ligue con el mundo contemporáneo; lo digital con sus redes y tentáculos que no representan al mundo, dice.
A nivel formal, la obra está escrita en rima y métrica rigurosas. Su motor fueron “las ganas de investigar desde la dramaturgia, desde lo formal, desde lo técnico, ese universo, y combinarlo con un español contemporáneo, digamos, y con temas que resulten vigentes a quien lo vea ahora; la idea es quitarle la asociación academicista que tiene la musicalidad del verso, la cual se deriva de que el acercamiento al teatro en verso muchas veces es a través del Siglo de Oro (que es fascinante, claro, pero quería quitarle esa asociación)”.
Mientras que en lo temático, el detonador se trató de “la tecnología entendida como ese gesto que irrumpe la realidad y la reconfigura. Siento que hoy, cuando me refiero a esto, nuestra primera asociación es la Inteligencia Artificial, pero hace unos años, quizá, fueron las redes sociales, y hace unos tantos más, el Internet. Así nos podemos ir con toda la historia de la humanidad: la televisión, el teléfono, el tocadiscos, la rueda, el fuego. Entonces, cuando un gesto de innovación tecnológica reconfigura la vida humana, me interesaba entender la tecnología o jugarla a favor de la historia”.
Sobre el otro eje, el concepto de honor, afirma que lo vincula con el Siglo de Oro, cuando el tema estuvo absolutamente sobre la mesa, sin perder un ápice de vigencia hoy: “Un tema que solía estar asociado a otra época de la humanidad, como algo ajeno a nosotros, casi anquilosado, y que creo que en la última década, quizá un poco menos, ha vuelto a tomar mucha relevancia en lo cotidiano”. También es inquietante, concluye, el punto donde la tecnología parece alcanzar lo imposible y lo que generalmente se asocia a lo divino.
El mar es un pixel se estrenará en el Teatro Juan Ruiz de Alarcón el 9 de octubre, en el marco del Festival CulturaUNAM; el 30 de noviembre acaba su temporada.
En escena están: Hernán del Riego, Daniela Arroio, Verónica Bravo, Michelle Betancourt y Emmanuel Lapin.
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