Un traficante derrota al INAH

Este fin de semana nos enteramos, para variar, por medios extranjeros, que el coleccionista Leonardo Patterson recuperó y trasladó a París su botín de piezas precolombinas que permanecían incautadas en Alemania. La información cayó como balde de agua fría para muchos, pero el INAH no tuvo la diligencia de informarle al país en tiempo y forma si la institución perdió el litigio en Alemania o qué pasó con ese caso que se supone tenía abierto contra el coleccionista desde 2007. Ante la consulta directa de este diario sobre este pleito que lleva tantos años y que ha dado tanto de qué hablar, la institución no termina de aclarar qué pasó. En dos tarjetas informativas enviadas el mismo día, el INAH no responde de manera clara sobre la resolución del caso y le sigue dando vueltas; en lugar de decir si México perdió el litigio o qué ocurrió, destaca que lograron recuperar dos de las 691 piezas que estaban en esa colección, dato que, por cierto, ya se sabía. Al final asegura que sí podrían continuar con el litigio, pero tampoco especifica cómo ni cuándo. Una respuesta que, además, lo hace quedar mal porque, hay que recordar que países como Perú, que reaccionaron en tiempo y forma en su momento, sí lograron recuperar más de dos piezas de esa colección. México, en cambio, no actuó rápido ni por la vía jurídica ni diplomática. Y ahora, después de 10 años de esperar a que hubiera una acción efectiva, tampoco informan de manera clara sobre el caso. Al parecer, ahora comienza un nuevo episodio en Francia, donde está la colección y donde tendrán que empezar desde cero. Al final, en el caso Patterson una cosa es clara: parece que otras naciones más pequeñas, más pobres y con menos recursos para la protección de bienes de su patrimonio arqueológico le han dado grandes lecciones al INAH.

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