Mientras en Zona Maco se busca una inversión de arte segura, en las ferias de arte Salón ACME y Material la vista está puesta en un futuro distópico gracias a la evolución de la tecnología y en la descentralización del arte.

En su décimo aniversario, Salón ACME plantea ficciones en torno a un futuro donde las máquinas dominan a los humanos y hasta al mundo del arte.

“Un rollo muy futurista”, que plantea posthumanidad (la vida después del humano), donde las máquinas son los protagonistas, es como describe Zazil Barba, una de las fundadoras de Salón ACME, su selección de artistas.

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“Los resultados de la convocatoria reflejan el punto en el que está el mundo. Llevamos 10 años haciendo esta convocatoria, entre estos hubo un año donde el tema era Estados Unidos y Trump; este año vemos un rollo muy futurista de la relación máquina-humano”, dice Barba.

Un ejemplo de la línea principal de las obras en Salón ACME es la obra Crítico 2020, del mexicano Vicente Quesada, quien antes de dedicarse al arte estudió la Inteligencia Artificial.

La obra de Quesada consiste en una computadora que se dedica a juzgar los dibujos de los asistentes. Cuando el visitante termina su dibujo —que es visto por la computadora a través de una cámara—, debe apretar un botón rojo para que la Inteligencia Artificial evalúe el trabajo e imprima una estampa con una calificación que puede ir entre 1, como la calificación más baja, hasta 99, como la más alta. Conforme pase el día, Quesada irá pegando en un muro los dibujos juzgados por la computadora y los venderá como una sóla obra por 7 mil 500 pesos. Hasta ese punto del recorrido, la computadora mostraba tener preferencia hacia dibujos infantiles.

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Durante su primer día, Salón ACME contó con una afluencia que señala que el contagio de Covid-1 ya no es una preocupación. Sin embargo, por los temas que abordan los jóvenes artistas, se puede palpar la incertidumbre que tienen por el futuro.

Esta incertidumbre lleva a los creadores a pensar hasta en un planeta Tierra sin humanos, como se ve en la obra Post Human Creature, escultura con la que la artista Dia Muñoz (Ecuador, 1989) se imagina cómo serían la fauna de una Tierra deshabitada desde hace miles de años.

Otro artista que imagina un mundo sin humanos es Sebastián Mira, con su instalación (U+1F4BB), en la que cuatro computadoras transmiten videos animados en los que laptops van rodando en paisajes naturales, tal y como si estas computadiras fuesen plantas rodadoras.

Bajo la línea de reimaginar el futuro y el arte, las obras en ACME apuesta por formatos como instalación, escultura, arte-objeto y performance. Dejando muy poco espacio a los formatos convencionales como la pintura. Muchas obras no sólo son máquinas, sino que el visitante puede tocarlas e interactuar con ellas, como Madre Perla”, de Catalina Barroso-Luque, que es una instalación con conchas de mar que susurran sueños, o Psíquica Automática III, del francés Antoine Granier, que es una máquina que leería el futuro, pero cuando los visitantes aprietan un botón rojo para conocer su predicción, reciben un poema a cambio.

Muchas de las obras de Salón ACME están acompañadas de música y sonidos. Una hacía que los clásicos de José José sonaran en cada rincón: es el performance Más importante que el Arte de cantar es el Arte de encantar, del artista Avantgardo, donde un personificador del “Príncipe de la canción” canta mientras una mujer actúa como si se quemara dentro de una cama de bronceado, como una crítica a la industria de la belleza y la fama. ACME tiene en esta edición de aniversario un programa dedicado al performance.

Si bien Material también apuesta por dar visibilidad a proyectos artísticos emergentes, la feria es como un punto medio entre la conservadora Zona Maco y el experimental Salón ACME.

En Material hay piezas que abordan este futuro apocalíptico, como una escultura de Magdalena Petroni (Argentina,1986); un alienígena hecho con residuos industriales y basura. Así como la obra de Roberto del Río, representado por el estudio Ñu, que aborda temas como la religión, los memes con un estilo casi de terror y partes de máquinas viejas como timbres y un motor de lavadora para “volverlas a la vida”. Por su parte, la artista Carolina Fusilier (Argentina,1985), de la galería Peana, aborda un futuro también dominado por máquinas, pero que expresa con un estilo nostálgico de ilustración científica de los años 70.

Descentralización

En un esfuerzo por descentralizar el arte, ambas ferias tienes espacios y objetivos específicos.

Este año, e “Estado invitado” en ACME es la Ciudad de México, por lo que en esta exposición se mira a la capital desde la perspectiva de artistas extranjeros y a través de temas sobre el territorio, como la gentrificación.

Mientras que en Material, la sección Proyectos brinda apoyo y asesoría a espacios autogestivos del interior de la República.

Junto a galerías de Tijuana y Guadalajara está el stand de Sólida, una galería de Oaxaca. Sobre participar en una feria de la capital, Ricardo Ángeles, su propietario, dice que la identidad del arte en Oaxaca está relacionada con las artesanías y formatos más tradicionales, dejando poco reflector a la escena juvenil. “Requerimos estos puntos de inflexión en este tipo de mercados. Estar aquí, más que vender, es visibilizar que en Oaxaca hay otras posibilidades (de arte)”.

“La feria Material nos permite conocer las nuevas propuestas de los nuevos artistas de la Ciudad de México, pero también de otros lugares“, agrega Pablo León de la Barra, curador del Museo Guggenheim de Nueva York.

Salón ACME se ubica en General Prim #30 y Material en Expo Reforma, ambas en la colonia Juárez.

La clausura de las ferias es el domingo 12 de febrero.

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