La poeta chilena falleció un día como hoy pero de 1957 a causa de un cáncer de páncreas.

La autora tenía 67 años cuando perdió la vida, pero su obra quedó inmortalizada en la historia de la literatura latinoamericana y del Nobel de Literatura , pues la escritora se convirtió en 1945 en la primera creadora iberoamericana en recibir el máximo galardón de las letras.

A continuación compartimos cinco poemas de Gabriela Mistral para recordar su magnanimidad literaria.

- " La madre triste "

Duerme, duerme, dueño mío,

sin zozobra, sin temor,

aunque no se duerma mi alma,

aunque no descanse yo.

Duerme, duerme y en la noche

seas tú menos rumor

que la hoja de la hierba,

que la seda del vellón.

Duerma en ti la carne mía,

mi zozobra, mi temblor.

En ti ciérrense mis ojos:

¡duerma en ti mi corazón!

- " Miedo "

Yo no quiero que a mi niña

golondrina me la vuelvan;

se hunde volando en el Cielo

y no baja hasta mi estera;

en el alero hace el nido

y mis manos no la peinan.

Yo no quiero que a mi niña

golondrina me la vuelvan.

Yo no quiero que a mi niña

la vayan a haer princesa.

Con zapatitos de oro

¿cómo juega en las praderas?

Y cuando llegue la noche

a mi lado no se acuesta...

Yo no quiero que a mi niña

la vayan a hacer princesa.

Y menos quiero que a un día

me la vayan a hacer reina.

La subirían al trono

a donde mis pies no llegan.

Cuando viniese la noche

yo no podría mecerla...

¡Yo no quiero que a mi niña

me la vayan a hacer reina!

- " La noche "

Por que duermas, hijo mío,

el ocaso no arde más:

no hay más brillo que el rocío,

más blancura que mi faz.

Por que duermas, hijo mío,

el camino enmudeció:

nadie gime sino el río;

nada existe sino yo.

Se anegó de niebla el llano.

Se encogió el suspiro azul.

Se ha posado como mano

sobre el mundo la quietud.

Yo no solo fui meciendo

a mi niño en mi cantar:

a la Tierra iba durmiendo

el vaivén del acunar...

- " Dos ángeles "

No tengo sólo un Ángel

con ala estremecida:

me mecen como al mar

mecen las dos orillas

el Ángel que da el gozo

y el que da la agonía,

el de alas trmolantes

y el de las alas fijas.

Yo sé, cuando amanece,

cuál va a regirme el día,

si el de color de llama

o el color de ceniza,

y me les doy como alga

a la ola, contrita.

Sólo una vez volaron

con las alas unidas:

el día del amor,

el de la Epifanía.

¡Se juntaron en una

sus alas enemigas

y anudaron el nudo

de la muerte y la vida!

- " Desvelada "

Como soy reina y fui mendiga, ahora

vivo en puro temblor de que me dejes,

y te pregunto, pálida, a cada hora:

"¿Estás conmigo aún? ¡Ay, no te alejes!".

Quisiera hacer las marchas sonriendo

y confiando ahora que has venido;

pero hasta el dormir estoy temiendo

y pregunto entre sueños: "¿No te has ido?".

nrv

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