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Madrid. —Entre los objetivos de la exposición Cien años de caricatura en El Universal, que se exhibe desde hoy en el Instituto de México de Madrid que alberga la sede de la Embajada de México en España, figura el de reivindicar el humor gráfico como fuente histórica.

“Para entender lo que somos los mexicanos, tenemos que entender el humor y este humor está vinculado al periodismo. La caricatura es un retrato inmediato de la realidad, es una instantánea de lo que pasa, pero no por ello deja de ser una fuente histórica a la que no se le ha dado la importancia que tiene”, señala Agustín Sánchez González, curador de la muestra.

El investigador del INBA, experto de la caricatura, considera que EL UNIVERSAL ha resguardado grandes tesoros durante 100 años, ya que por el periódico han pasado el 98% de los mejores caricaturistas de México.

“Exponer las caricaturas de EL UNIVERSAL fuera de México muestra la importancia que tiene la caricatura, el periódico y el impacto de la caricatura en la historia del país. Para esta muestra era también importante incluir a los referentes hispanos en la caricatura mexicana, como Mingote, uno de los santones de la caricatura española y universal; y Bagaría, un catalán exiliado tras la Guerra Civil en España y que es el otro extremo de Mingote. Los dos llegaron a publicar en EL UNIVERSAL”, asegura el historiador en pleno montaje de la exposición.

“En este contexto referencial hay también una caricatura de Rius dedicada a Franco y al Valle de los Caídos, un tema que no ha perdido actualidad y que se está discutiendo hoy en España”, puntualiza.

La columna vertebral de la exposición la integran los tres grandes caricaturistas en la historia de EL UNIVERSAL, diario que en los años 20 se convierte en el gran promotor del nacionalismo en México.

“Andrés Audiffred encaja en este esquema desde una perspectiva cultural. Los otros dos emblemáticos son Rogelio Naranjo y Helioflores, que destacaron en el periódico desde los años 70 cuando EL UNIVERSAL, entendiendo muy bien el momento histórico, tuvo la visión de abrir espacios a la crítica y los invita a sus páginas”, indica.

“En el caso de México, desde el nacimiento del PRI hasta después del 68, hay un control muy fuerte de los medios de comunicación. El presidencialismo impide que se haga crítica al mandatario. Era una crítica costumbrista básicamente. En este sentido, EL UNIVERSAL fue pionero a finales de los años 70, cuando abre espacios a caricaturistas como Helioflores y Naranjo, que es el gran cuestionador de la figura presidencial. La caricatura fue una brecha que también contribuyó a la reforma política”, relata el especialista a propósito de la muestra que tuvo en octubre su primera escala española en el Instituto Quevedo de las Artes del Humor, en Alcalá de Henares.

Los caricaturistas nunca han valorado la importancia de su trabajo. Muchas de las caricaturas se tiraban a la basura y, debido a ello, la búsqueda de originales para la exposición fue una dificultad que se solventó gracias a que algunos de ellos, que llevaban años recopilando obras, contribuyeron al fondo de la muestra, que además contiene las que guardaba Sánchez González.

Finalmente se recopilaron 75 piezas, 60 de ellas originales que poseen un gran valor estético; las copias restantes fueron realizadas por el departamento de Diseño de EL UNIVERSAL.

“Siempre ha existido un menosprecio del humor. ¡Ah, son chistecitos! El propio término de moneros, en su origen, es despectivo. Ninguno de los caricaturistas se considera un artista”, lamenta el curador de la muestra que permanecerá abierta hasta febrero.

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