El poeta, traductor y editor Sandro Cohen fue hospitalizado desde el 13 de octubre por una tos que luego le fue diagnosticada como Covid-19; su estancia ya superó el millón de pesos que le cubre el seguro de gastos médicos como profesor de tiempo completo en la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), campus Azcapotzalco, pero la cuenta por gastos hospitalarios que hoy enfrenta su familia rebasa el medio millón de pesos.

El fin de semana, en redes sociales, inició una campaña para recaudar fondos a beneficio de Cohen; el llamado no surgió de la familia sino de los amigos en un afán de ayudar con los gastos hospitalarios que son de 100 mil pesos diarios. La campaña ha movilizado a amigos y lectores de Sandro Cohen y ha puesto en evidencia, de nueva cuenta, la vulnerabilidad de los escritores y artistas en México que no gozan de seguridad social, sobre todo en medio de la emergencia sanitaria por el Covid-19.

La familia del escritor de 67 años y autor del emblemático libro académico Redacción sin dolor, optó por el camino más digno, el de la solidaridad y la comprensión. Acudió a la UAM para solicitar que en reciprocidad por los 40 años que Cohen ha estado dedicado a la enseñanza en esa casa, le ampliaran la cobertura del seguro de gastos médicos; la respuesta fue un rotundo no.

La escritora Josefina Estrada, esposa de Cohen, cuenta en entrevista que tras intentar gestionar con GNP la ampliación de la cobertura, pensó que la solución estaba en plantear el problema a la UAM, pero cuando habló con José Ronzón, coordinador de relaciones laborales de rectoría general, su esperanza se murió.

“Fue inamovible, me dijo: ‘Esto es un contrato colectivo y no hay excepciones aunque sí admito que Sandro es excepcional y la carrera y trayectoria que ha tenido en la Universidad, incluso somos amigos, nos conocemos desde jóvenes pero no puedo’. Yo le plantee: ‘Eras mi última esperanza, sabes qué José, somos escritores y no tenemos dinero, no podemos con esta cuenta, deja que tenga la cabeza despejada y me pongo a escribir artículos de protesta”, cuenta Estrada a EL UNIVERSAL.

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Esa negativa le mostró que aun cuando quiso mantener discreción, necesita ayuda, “somos de un medio artístico, los de cultura, todos los escritores no tenemos ahorros millonarios, tenemos el resultado de nuestra vida de trabajo que nos hace vivir con decoro, pero no más”.

Estrada buscó a la aseguradora GNP y al hacerlo reconfirmó otro problema que enfrentan los profesores y académicos universitarios: “Las aseguradoras no están considerando la planta envejecida de la UAM y de la UNAM, donde quienes han entregado toda su vida a la enseñanza son el sector vulnerable y ellos no quisieron abrir el plan”.

Cuando habló con una de las funcionarias de GNP le planteó que la aseguradora pagó desplegados en los periódicos diciendo a sus afiliados que estarían protegidos ante coronavirus, “y sí lo hicieron, pero cualquier hospital del nivel del seguro de gastos médicos mayores lo consume rápidamente, y ellos no ampliaron los seguros que va justo para los maestros de gran trayectoria, justo para los viejitos”, señala.

Luego, con humor, dice: “Sandro me va a ahorcar porque le digo viejito, pero él hace muchas bromas de que es un pinche viejito carcamán decrepito que ya dio de sí, hace bromas sobre su edad, y también por eso bromearía diciendo: ‘Yo dormido y ustedes exhibiendo mi miseria física y económica’”.

Ante la angustia de la deuda que se acumula y que ya supera el medio millón de pesos con el hospital ABC, donde Cohen está intubado y bajo estudios y tratamientos, la familia gestionó su traslado al INER, sin embargo les negaron la admisión y la familia decidió mantenerlo en el ABC a pesar del problema económico, pues el traslado implicaba poner en riesgo su vida. “Debo dedicar mis esfuerzos a que esas cuentas se paguen, porque ya rebasa el medio millón de pesos, se acabó el millón del seguro”, afirma Estrada.

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Ninguna autoridad cultural se ha acercado a ofrecer apoyo. El pasado lunes le llamó Leticia Luna, coordinadora nacional de Literatura del INBAL, pero fue más a título personal, “no ha habido acercamiento de ningún tipo sobre lo que estoy buscando, que es hacer los pagos de la cuenta, que el seguro se amplíe”, cuenta.

Estrada dice que amigos que conocen al director del ABC han pedido que les hagan descuento, “sí, me ofrecieron pagar en plazos, pero te piden en garantía bienes inmuebles y yo les dije que sí, pero sigo buscando el apoyo de GNP y el institucional; si Sandro trabajara en una fábrica tendría que ser el dueño de la empresa al que le pediría ayuda, pero su centro de trabajo es la UAM, donde ha trabajado 40 años”, dice Estrada, quien cuenta que en agosto de 2019 Cohen entró en sabático para dedicarse a todos los proyectos pendientes que tiene, que son muchos.

Tiene, además de su pasión por el ciclismo, contratos para nuevos libros con editorial Planeta, una nueva edición de Redacción sin dolor, actualizar libros que ya están agotados, el curso en línea que dan, y un proyecto de cinco módulos con dibujos animados, música original, voces de actores y un equipo talentoso para enseñar redacción de forma lúdica.

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“Sandro proyectaba su jubilación para dedicarse a la creación y a tener otro negocio como lo fue Colibrí, que fue un proyecto editorial que duró 10 años y fue su aporte a la cultura, más el aporte que le ha dado a la UAM, y el libro de redacción; pero la Universidad no estuvo a la altura de su catedrático, quien ha aportado toda su vida intelectual. Sandro entró a la Universidad hace 40 años, un joven de 27 años pasante de doctorado en ese momento, ahí hizo su carrera y a la hora de pedir el apoyo fue tratado como todos los trabajadores, y así sin más se acabó”, afirma Estrada.

Dato


APOYO. Para depósitos a nombre de Josefina Estrada, en BBVA, clabe interbancaria: 0121800265 21999126

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