La demanda de los empresarios de la industria del libro en México , entre editores, libreros, impresores y papeleros, es, a decir de Juan Luis Arzoz , presidente de la Cámara Nacional de la Industria Editorial Mexicana ( Caniem ), que la administración federal deje abrir a las librerías y que reestablezca la indicación de que son una industria esencial para el país y para los ciudadanos que se encuentran en casa.

El editor no comprende por qué el gobierno no mantiene la idea sostenida en el Diario Oficial de la Federación en 2020, pues el 3 de agosto se estableció que las librerías y la industria editorial eran industrias esenciales, aunque se indicó que esa vigencia era hasta el 31 de diciembre.

El pasado martes, las librerías reanudaron sus actividades pero con restricciones: tienen horario limitado de 10 a 17 horas y solo con venta en mostrador. “Nuestra petición es que abran de forma normal, con horarios reducidos si quieren, pero de lunes a domingo, y no sólo con tingladitos al aire libre, y aún así están funcionando porque la gente quiere leer”, afirma Arzoz.

El editor asegura que cuando las librerías reabrieron en la nueva normalidad "las ventas iban recuperándose con cierta tendencia al alza y de repente las vuelven a meter en el cierre, pues eso le pega mucho a toda la industria. Más allá de las librerías sabemos que es una cosa que le pega a toda la cultura y a todos los ciudadanos que no tienen que leer”.

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El presidente de la Caniem insiste que la " Carta abierta al Presidente de México ” que ayer hicieron pública, y que es firmada por 12 agrupaciones y asociaciones de la cadena del libro en México, no se la enviarán al presidente porque confían más en que la conozca a través de hacerla pública en los medios de comunicación.

“No es un reclamo, es una demanda. Así como lo hicieron los restauranteros, queremos que nos den oportunidad de trabajar. Si tú vas a una librería tienen más reglas de sanidad que cualquier otro negocio, lo hacen igual que cualquier tienda departamental, se cumplen limitaciones en el número de aforo, eso la gente de las librerías lo entiende perfectamente, están completamente de acuerdo en seguir esas disposiciones porque tampoco quieren arriesgar a su gente, la cuidan mucho”, señala el editor.

“Firmamos la carta todos los que pertenecemos a la cadena del libro. Si una editorial está cerrada porque no tiene dónde vender los libros, obviamente las artes gráficas no tienen trabajo porque no tienen qué imprimir; al ver esta limitación de librerías cerradas las editoriales también limitan sus novedades y venden libros de fondo, nada más”, señala.

Juan Luis Arzoz dice que la venta electrónica va caminando, pero nunca será semejante a lo que es en países desarrollados que está como en el 10 o el 12% de su producción, “tampoco es que haya una gran venta en libro electrónico en los países desarrollados, el libro en papel sigue siendo prioritario”.

nrv

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