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Entre Margo Glantz y Jimena González hay 70 años de diferencia y otras 10 mujeres escritoras de diversas generaciones que participan en una antología denominada Tsunami, una exploración polifónica sobre las distintas facetas del ser mujer. En los 12 textos que conforman este libro, que cuenta con edición y prólogo de Gabriela Jáuregui, hay un mapa donde se traza la violencia histórica y cultural que han vivido las mujeres, pero también dan cuenta de las distintas resistencias que han protagonizado.

“Casi todas estamos hablando de temas de violencia o de temas muy dolorosos, sin embargo todas encuentran, encontramos, grietas o líneas de fuga y lugares para reimaginarnos la realidad o ser de forma muy digna y valiente, maneras de resistir, y al final todas estas mujeres me dejan además con mucha esperanza”, señala Gabriela Jáuregui.

En el libro editado por Sexto Piso se reúnen textos de Brenda Lozano, Cristina Rivera Garza, Daniela Rea, Diana L. Torres, Jimena González, Margo Glantz, Sara Uribe, Verónica Gerber Bibecci, Vivian Abenshushan, Yásnaya Elena A. Gil, Yolanda Segura y la propia Jáuregui, quien dice que en las 12 miradas e historias a través de las cuales se explora la condición de ser mujer hay una cosa que las atraviesa a todas y las une, más que separarlas.

“Más que por generaciones, tiene que ver con distintas experiencias de vida y distintos acercamientos al tema de ser mujer; ahí si hay como variaciones, discrepancias, pero también momentos de acercamiento; pero sobre todo son distintos puntos de vista, incluso entre dos escritoras de la misma generación, cada una puede tener una relación distinta de su cuerpo y de cómo éste se relaciona con el mundo”, explica.

De distintas maneras y sobre todo en distintos niveles, todas las escritoras han hablado de su condición de ser mujer en su literatura, en su trabajo, pero en los textos reunidos en Tsunami hay un interés por explorar, analizar y poner sobre la mesa las distintas facetas del ser mujer. Por ejemplo, Yolanda Segura traza el linaje desde su abuela hasta ella y muestra todo lo que tuvieron que hacer esas mujeres para que ella pudiera ser la escritora que es hoy en día y tuviera la libertad de ser quien es. O el relato tan doloroso y violento que hace Sara Uribe sobre su vida; o como Daniela Rea, quien ofrece pedazos de su diario y de sus lecturas para narrar su experiencia de ser mujer y madre; o como Yásnaya Elena, que afronta siempre esta violencia de ser mujer y ser indígena.

“Yásnaya es lingüista mixe y ella todo el tiempo está pensando en lo qué es vivir en México como mujer indígena, y cuestiona incluso lo que quiere decir la palabra indígena o lo que puede decir, y cómo no se identifica o sí con esta palabra desde su ser mixe. Ella está reflexionando sobre su condición, que es la de un montón de gente en este país, y además nos invita a reflexionar sobre nuestros propios prejuicios, nuestros propios privilegios y nuestra propia visión y relación con ser mujer”, afirma Jáuregui.

Reconoce que no hay que dejar de nombrar las victorias, pero no se puede quitar el dedo del renglón de los incidentes violentos, hay que afrontarlos desde varias perspectivas.

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