La revolución cubista

no solo lleva los nombres de y Georges Braque, sino también los de al menos una cuarentena de artistas más cuyas obras se exhiben a partir de hoy en el Centro Pompidou de París , en la primera exposición que Francia dedica al cubismo desde 1953.

La muestra "Le cubisme", que se podrá visitar hasta el 25 de febrero del próximo año, se define como un "recorrido inédito y un panorama completo" de uno de los movimientos fundadores de la historia del arte moderno.

"Braque y Picasso fueron los que crearon las invenciones más radicales, pero a su alrededor hubo lo que Guillaume Apollinaire llamó la totalidad del cubismo", explica una de las comisarias de la muestra, Briggite Leal, en declaraciones a Efe.

El poeta francés se refería a los más de 40 artistas que la muestra ha sacado del segundo plano y que ilustran la diversidad del movimiento, como Juan Gris, Robert y Sonia Delaunay, Fernand Léger, Albert Gleizes, Henri Le Fauconnier y Jean Metzinger.

Este no es el único cliché que la exposición se ha propuesto rebatir. Leal remarca que "el cubismo va mucho más allá de la geometrización de las formas y del rechazo de la representación clásica".

"Además -prosigue la comisaria -artistas como Robert Delaunay y Léger se atrevieron a explorar una temática distinta, el París de los primeros años del siglo XX como símbolo icónico de la modernidad".

Asimismo, la muestra pone especial énfasis en el lado más revolucionario del movimiento: la invención de los collages y los "papiers collés", que se convertirían en emblemas de movimientos posteriores como el futurismo, el dadaísmo y el surrealismo.

Aun así, el Centro Georges Pompidou no ha podido evitar rendirse a creaciones maestras de los creadores del cubismo. De entre las 300 obras expuestas, se encuentran "Naturaleza muerta con silla de rejilla" (1912) de Picasso o "El músico" (1918) de Braque.

Otra de las virtudes de la exposición es haber reunido conjuntos pictóricos y escultóricos que nunca se habían presentado ante el público de manera unitaria.

Articulada de manera cronológica, la muestra ofrece un panorama del cubismo entre 1907 y 1917, periodo en que los artistas hicieron tabula rasa con los cánones tradicionales de representación e inventaron una nuevo idioma visual y conceptual.

Profundamente ligado a su tiempo, el cubismo recibió una estocada letal al estallar la Primera Guerra Mundial (1914-1918).

Los artistas franceses fueron movilizados al frente -del que algunos, como Raymond Duchamp-Villon o Apollinaire, no volverían-, mientras que los españoles como Picasso y Gris pudieron quedarse en la retaguardia por pertenecer a un país neutral.

"Todavía había vida artística en París a partir de 1914", insiste Leal, "pero el conflicto tuvo un impacto determinante en el movimiento".

"Picasso -ejemplifica- volvió a un cierto dramatismo con figuras sobre fondos negros que aluden a la tragedia y, hacia el desenlace de la guerra, se denota un cambio en sus formas que anuncian ciertos aspectos del arte dadá y surrealista".

El final de "Le cubisme" se centra precisamente en los últimos vestigios del movimiento, con obras de pinceles supervivientes como los de Braque y Gris, y en su influencia en artistas como Piet Mondrian y Kasimir Malevitch , que darán el salto al arte abstracto.

Aunque fulminado por la Gran Guerra , sin el cubismo es imposible entender la evolución del arte del siglo XX. Un movimiento con unos padres célebres, pero -como demuestra la exposición- con un carácter colectivo que puso los cimientos del lenguaje de la modernidad.

akc

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