¿Qué es lo que te hace levantarte de la cama cada mañana? Esta es la pregunta que hizo que cinco jóvenes brasileños se subieran a un automóvil, crearan una pieza teatral y recorrieran Brasil con el objetivo de mostrar la cultura y el arte a aquellas personas que no lo conocían.

Así nació el proyecto Nocabe , que significa "no caminho do bem" (en el camino del bien), para transmitir "el bien" a través del teatro en un viaje que pasó ya por 15 de los 27 estados del país y que se presentó delante de más de 30 mil personas.

Caio Rodrigues es uno de los jóvenes que forma parte del proyecto Nocabe y explicó a Efe que la idea nació en la playa, cuando cinco amigos hablaban de lo insatisfechos que se sentían con lo que estaban haciendo.

Todos habían estudiado artes escénicas y confiaban en el poder de la cultura, así que decidieron cambiar sus vidas y emprender un viaje hacia el norte del país.

Rodrigues, André Schiavone, Breno Guedes, Gil Fernandes y Marcel Maia reunieron un total de 1.500 reales (400 dólares) y se subieron a un automóvil con destino a Belén, capital del estado norteño de Pará, a más de 3 mil kilómetros de Río de Janeiro.

Lo que en un principio podía parecer una idea alocada y soñadora de cinco amigos que pretendían recorrer medio Brasil con un presupuesto irrisorio se acabó convirtiendo en un proyecto social que consiguió que poblaciones indígenas, niños, adultos o personas con drogodependencia que nunca habían visto una obra de teatro asistieran como público a una función que llegaba a la puerta de sus casas.

Nocabe

creó la obra de teatro "Até quando viver neste mundico" (hasta cuando vivir en este mundo), que cuenta la historia de Raimundo, un hombre cuyo sueño es ver el mar, por lo que lucha contra el pesimismo que a veces inunda su cabeza y emprende un viaje en el que va descubriendo valores sociales y comunitarios.

Tras hacer la primera representación y descubrir la emoción y reacción de la gente, Caio cuenta que entendieron la gran dimensión que podía tener el proyecto.

"La misión era transmitir esperanza y positivismo a través del teatro, dirigir una obra para personas que nunca habían visto una" y así es como decidieron emprender un viaje por Brasil para "llegar a lugares donde nadie va, donde no existe un saneamiento, o incluso no llega la luz eléctrica pero sí una pieza de teatro, que puede cambiar una población entera".

La intención estaba clara, usar el arte como herramienta para expandir el "bien", usar el teatro para "cambiar la vida de las personas" y hoy, cinco años después de emprender el primer viaje, Caio explica que la vida de todos cambió "radicalmente".

En un contexto en el que el teatro pierde fuerza, ante unos competidores aparentemente más poderosos como YouTube, Netflix o los teléfonos inteligentes, Caio explica que hacer teatro "es nadar contra la marea, de manera satisfactoria, al obtener una vista que los demás no tienen".

A lo largo del viaje, el grupo de jóvenes actores consiguió poner en funcionamiento la economía del trueque; nunca se cobró ingreso por asistir a las funciones teatrales, pero Caio explicó que cuando emocionaban al público, conseguían comida, alojamiento e incluso rellenar el tanque de gasolina.

"El trueque era muy poderoso, mucho más que el dinero, eso motivaba a las personas, nosotros viajamos con mucha gente, no éramos solo cinco, ya que todo el mundo se subía a nuestro coche de alguna manera", apuntó.

Una de las anécdotas que más marcó al joven brasileño ocurrió en una representación teatral en la favela de Vidigal, en la zona sur de Río de Janeiro.

Tras anunciar que iban a actuar para los niños en situaciones de carencia, aprovecharon para intentar reunir comida y ropa, un concejal les ofreció una caja de zumos caducados y les pidió que divulgasen que había sido él el promotor de la ayuda, por otro lado, cinco jóvenes traficantes de la comunidad, ofrecieron cientos de huevos de pascua para los pequeños con la condición de no promulgar sus nombres.

"Para mí fue un shock, comprobar la fuerza del teatro en eso, para contagiar el bien y motivar a las personas , como cuando una profesora, tras ver la obra de teatro, decidió cambiar su vida y dedicarse a su pasión, la música", narró Rodrigues, quien cree ciegamente en la fuerza de la cultura, y en la necesidad de promoverla, para acabar con la ignorancia que existe por falta de iniciativas sociales en ciertos lugares remotos de Brasil.

"No puedes hacer yoga y no darle los buenos días al portero de tu edificio, hay que ser bueno de verdad y es de lo que hablamos en nuestro espectáculo, cambiamos vidas con el teatro", subraya Caio Rodrigues.

akc

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