Gastón Azcárraga Andrade

cumplirá 62 años el próximo 19 de noviembre, de los cuales ha pasado los últimos tres y medio exiliado en Estados Unidos. En febrero de 2014, la justicia mexicana le giró una orden de aprehensión por el delito de operaciones con recursos de procedencia ilícita por supuestas triangulaciones financieras que provocaron un desfalco de 190 millones de pesos a Mexicana de Aviación.

El ex presidente del Grupo Posadas y de Mexicana de Aviación, sin embargo, tiene motivos para celebrarlo eufórico este año. La semana pasada, un tribunal de la Ciudad de México revocó de forma definitiva la orden de captura de la Procuraduría General de la República (PGR), con lo cual el empresario podría regresar al país sin temor de ser detenido.

Pese a ello, Azcárraga Andrade no tiene prisa —ni ganas, dicen sus conocidos— de volver a México. Actualmente disfruta su exilio en una lujosa residencia de 2 millones de dólares ubicada en la Avenida del Mundo, en la isla Coronado de California.

Cuando quiere pasar completamente desapercibido se refugia en una propiedad del condado de Berkshire, en Dallas, Texas, a donde se mudó por asuntos familiares relacionados con la salud.

Al inicio de su exilio, Gastón Azcárraga solía vivir en un lujoso departamento de Central Park South, en Nueva York, donde fue vecino de la cantante Lady Gaga . En dicho complejo residencial también vivieron la actriz Liza Minnelli y el ciclista Lance Armstrong . No obstante, según fuentes cercanas al empresario, se mudó por la exposición a la que estaba sujeto en la Gran Manzana y por una situación familiar.

La “persecución” —como le llaman sus abogados— de Gastón Azcárraga por parte del gobierno del presidente Enrique Peña Nieto y encabezada por el entonces procurador general de la República, Jesús Murillo Karam, inició en febrero de 2014, cuando le giraron la primera la orden de aprehensión. Empero, tomó fuerza tres meses después, cuando fue retenido por las autoridades migratorias de Estados Unidos luego de que se le venciera la visa de turista y pidiera asilo en suelo americano.

En junio de 2014, la PGR emitió una segunda orden de captura contra el ex presidente de Mexicana de Aviación. Fue entonces que Azcárraga Andrade contrató al renombrado penalista Alonso Aguilar Zínser, conocido entre otros asuntos por asumir la defensa de Raúl Salinas de Gortari en 2001.

Apenas en mayo pasado un tribunal federal había desechado un amparo que buscaba reponer el procedimiento por el que le fue girada la aprehensión a Gastón Azcárraga; sin embargo, la determinación emitida por el Quinto Tribunal Unitario Penal de la Ciudad de México dio el revés definitivo a la PGR, que hoy enfrenta sus propios problema internos, empezando porque quedó a cargo un procurador suplente, Alberto Elías Beltrán.

Azcárraga Andrade, empero, no ha librado todas las batallas con la justicia mexicana. Aún tiene pendiente una acusación por haber violado la Ley del Mercado de Valores, pero dicho proceso no merece prisión preventiva, por lo que podría regresar a México sin temor a ser aprehendido.

Gastón Azcárraga pasó de ser uno de los empresarios más reconocidos y cercanos de los ex presidentes panistas, Vicente Fox y Felipe Calderón , a un fugitivo de la justicia mexicana.

Tras heredar la presidencia del Grupo Posadas, en 1989, su poder y reconocimiento como hombre de negocios “despegó”. Primero, convirtió a la cadena hotelera —hoy en mano sus hermanos— en la más grande de México y Latinoamérica, luego se hizo presidente del Consejo Mexicano de Hombres de Negocios y en 2005 compró a Mexicana de Aviación junto con un grupo de inversionistas.

Azcárraga Andrade era uno de los empresarios más visibles de la iniciativa privada mexicana y frecuentemente salía fotografiado junto a funcionarios públicos de alto nivel. Fue uno de los hombres de negocios más cercanos al ex presidente Felipe Calderón, sexenio donde su poder y los malos manejos de Mexicana crecieron.

Pese a su cercanía al poder político, Mexicana de Aviación enfrentó coyunturas que terminaron por hundirla, tales como la llegada de las aerolíneas de bajo costo como Interjet, de la familia Alemán, VivaAerobus, de los Alcántara, y Volaris; los altos precios de la turbosina; los costos laborales; y la negación del organismo antimonopolios a una fusión con Aeroméxico.

Todo esto se combinó con los malos manejos de la administración encabezada por Gastón Azcárraga.

Hoy busca reconstruir su imagen para poder retornar al país, como lo han hecho muchos otros empresarios y políticos que alguna vez fueron prófugos de la justicia mexicana.

@MarioMal.
mario.maldonado.padilla@gmail.com

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