Si Andrés Manuel López Obrador (AMLO) cumple su promesa de centralizar las compras de gobierno en la Secretaría de Hacienda, le otorgará a Carlos Urzúa no sólo la cartera más importante y estratégica de la administración federal, sino que lo convertirá en el funcionario más poderoso del gabinete al cederle el control del gasto de todas las dependencias.

Según Urzúa, el nuevo gobierno federal implementará un esquema de compras consolidadas que se concentrará en la Secretaría de Hacienda a su cargo a partir de próximo 1 de diciembre. “La SHCP hará todas las compras a nivel federal para evitar actos de corrupción en las compras de bienes vía licitaciones”, dijo hace unos días. Asimismo, se sustituiría el sistema electrónico de información pública gubernamental sobre adquisiciones, arrendamientos, servicios, obras públicas y servicios relacionados con las mismas (Compranet).

Con la centralización de las compras de gobierno, la subsecretaría de Egresos que encabezará Gerardo Esquivel –quien también tendrá un gran poder en el gabinete– autorizará el gasto, las dependencias seleccionarán sus compras en una plataforma digital “tipo Amazon” y los pagos pasarán por la Tesorería de la Federación.

El modelo es similar al que utiliza el IMSS y el ISSSTE en la compra medicamentos, vacunas y material de curación. De acuerdo con el próximo titular de Hacienda, esta medida generará ahorros de entre 225 mil y 500 mil millones de pesos, mismos que buscarán encauzar a sus programas sociales como duplicar la pensión a los adultos mayores, financiar el sueldo de 2.6 millones de jóvenes y otorgar un renta a personas discapacitadas.

Empresarios consultados consideraron que la consolidación de las compras de gobierno en una sola dependencia (Hacienda) podría generar una menor competencia entre participantes, pues concentraría el mercado. “Esta medida busca generar ahorros adquiriendo más bienes o servicios a un sólo proveedor, lo cual dejaría fuera a muchas empresas”, comentó uno de ellos.

Lo cierto es que Urzúa y su equipo se convertirán en los funcionarios más buscados por los contratistas del gobierno, pues dependerá al 100% de ellos la adjudicación de contratos, un esquema completamente diferente al que funciona actualmente.

Otro asunto que le aportará poder a la Secretaría de Hacienda es la mayor participación de la banca de desarrollo en el financiamiento de las actividades productivas.

El proyecto de nación del nuevo gobierno contempla usar la banca de desarrollo como una herramienta para ayudar a los emprendedores y aumentar el crédito a pequeñas y medianas empresas mediante dos esquemas de financiamiento y metodologías de evaluación de proyectos. El primero incluye la implementación de una estrategia de promoción del crédito productivo y el fortalecimiento de la banca de primer piso, mientras que el segundo consiste en impulsar la creación de bancos múltiples y de desarrollo en nichos donde existen oportunidades de mercado.

Llama la atención que estas políticas, las cuales le darán a la Secretaría Hacienda aún más relevancia en el gobierno, recaerán en la figura de Carlos Urzúa, un economista que cuando fue secretario de Finanzas en el gobierno de la Ciudad de México con Andrés Manuel López Obrador prefirió dejar el cargo para regresar a la academia.

“Tuve la fortuna de que, como académico, no me fue tan mal (al frente de la secretaría)”, dijo Urzúa en una entrevista con EL UNIVERSAL en julio de 2003, días antes de dejar su puesto.

Quizá por eso en los círculos del nuevo gobierno no deja de correr la versión de que Santiago Levy, el vicepresidente del Banco Interamericano de Desarrollo, relevará más temprano que tarde a Urzúa en la secretaría de Hacienda.

A diferencia del rumor sobre la posible integración del ex gobernador del Banco de México, Guillermo Ortiz, al gabinete de AMLO, a Levy sí lo buscaron para tomar un cargo relevante en el nuevo gobierno.

Veremos.

Respuesta de Aboitiz. Roberto Candia, vocero del ex titular de la Secretaría de Obras y Servicios, Fernando Aboitiz, me hizo llegar un correo a propósito de la columna del lunes titulada “La carta de AMLO para la subsecretaría de infraestructura” en la que se menciona al también ex delegado de Miguel Hidalgo como posible integrante del gabinete del nuevo gobierno.

Niega que visitó el hotel Mayakobá de la Riviera Maya y que todos los gastos fueron a cuenta de la empresa OHL, pese a que existen conversaciones de ex directivos de la firma que así lo presumen.

Rechaza que estuvo involucrado en la entrega del título de concesión de la Super Vía Poniente a OHL, pues “la Secretaría de Obras y Servicios es el organismo que recibe proyectos y los ejecuta, no tiene, ni ha tenido en sus funciones otorgar o firmar concesiones, ya que tal atribución corresponde, y ejerció en su momento la Oficialía Mayor”, pero su firma aparece en el título de concesión junto con la del Oficial Mayor, Adrián Michel Espino, y la del secretario de Transportes y Vialidad, Armando Quintero Martínez.

Sobre los señalamientos de su ahora compañera de partido, Gabriela Cuevas, sobre la asignación del proyecto ejecutivo para la construcción del paso a desnivel en Palmas y Paseo de la Reforma, en junio de 2004, de la cual el beneficiario fue el empresario José María Rioboó, expuso que el procedimiento se realizó en su totalidad apegado a la Ley de Obras Publicas correspondiente, pero un documento de la Secretaría de la Función Pública indica que la empresa de Rioboó estaba inhabilitada en ese entonces.

Posdata. En febrero de 2013, Gerardo Esquivel, quien podría ser su compañero de gabinete en el nuevo gobierno, tuiteó: “Fernando Aboitiz como ‘City Manager’ del DF es tan buena decisión como nombrar a José Murat como Coordinador del Pacto por México. Pffff …”

No se ve que se lleven muy bien.

Twitter: @MarioMal
Correo: mario.maldonado.padilla@gmail.com

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