Andrés Manuel López Obrador (AMLO) soltó al tigre que lleva dentro. Durante la 59 semana de la Cámara Nacional de la Industria de Radio y Televisión (CIRT), el candidato de la alianza Morena-PT-PES estalló contra de los empresarios del Consejo Mexicano de Negocios (CMN) que invierten más de 30 mil millones de dólares al año y generan la mayoría de los empleos formales en el país.

Envalentonado por la amplia ventaja que le dan las encuestas sobre sus competidores, AMLO los acusó de ser los culpables de la tragedia nacional y de “tener secuestrado al gobierno”. Los tildó de ser “una minoría rapaz” que no quiere dejar de robar ni perder el privilegio de mandar y evocó varias veces la “guerra sucia” de 2006.

López Obrador, quien arribó al evento de la CIRT a bordo de una motocicleta, llevaba la espada desenvainada por el desplegado que publicó el CMN, apelando a su legítimo derecho de réplica frente a lo que consideró un serie de injurias y calumnias por parte del fundador de Morena. “Así no”, le reviraron los hombres y mujeres de negocios del país, pero AMLO ya traía sueltos a los demonios que lo volvieron a dibujar de cuerpo entero.

“Están haciendo política, tienen preferencia por otros candidatos; no quiero generalizar, pero algunos de ellos han impedido que haya una auténtica democracia en el país. Lo hicieron en 2006 y lo quieren repetir”, les lanzó el tabasqueño al tiempo que su semblante se endurecía cada vez más.

El fantasma de 2006 volvió a aparecer. AMLO cree que la única diferencia con lo que pasó hace 12 años es que ahora la llamada “mafia del poder” empresarial no da la cara. “En 2016 al menos firmaban los mensajes y ahora es pura guerra sucia, financian documentales en su contra”, señaló.

AMLO piensa que los empresarios no tienen derecho a expresarse ni a comulgar con las propuestas de gobierno que crean más adecuadas. Y los empresarios, que sí están dispuestos a apoyar a Ricardo Anaya respetando las leyes electorales, han decidido agazaparse y dejar que Andrés Manuel López Obrador los fustigue con descalificaciones.

El presidente del Consejo de Administración de un conglomerado industrial que forma parte del top 10 de empresas mexicanas, me escribió ayer el siguiente mensaje: “Mi punto de vista, no del Consejo Mexicano de Negocios, es que esta es una carrera de dos y el líder (en las encuestas) siente pasos en la azotea”.

Así como este empresario, hay otros que quisieran que no se hiciera tanto ruido, pues si como dicen las encuestas el ganador va ser AMLO, mejor conviene formar un frente que ayude a impulsar una estrategia común entre el próximo gobierno y la iniciativa privada.

Sin embargo, la violencia de las palabras del candidato de la alianza Morena-PT-PES prendió ya las alertas al máximo nivel, sobre todo entre los empresarios señalados por el político tabasqueño. Una fuente cercana a uno de sus “villanos favoritos” calificó los agravios de “muy delicados” y dejó entrever que preparan una estrategia de respuesta.

Y es que, pese a que el equipo de López Obrador ha querido matizar sus dichos argumentando que se refirió sólo a cinco o seis empresarios y no al grueso de la iniciativa privada, lo cierto es que la guerra está en marcha y todas las agrupaciones gremiales incluidas en el Consejo Coordinador Empresarial, la Confederación Patronal de la República Mexicana y la Confederación de Cámaras Industriales están en la misma línea.

Con respecto a la narrativa que llevó al evento con los empresarios de la radio y la televisión, aseguró que “no revocará o trastocará arbitrariamente la reforma de telecomunicaciones ni expropiará concesiones de radio y televisión, además de que garantizará la protección a los periodistas en su oficio”.

No obstante, el balde de agua fría se los vació al admitir que aplicará una política para reducir la propaganda gubernamental en los medios electrónicos. “La relación será buena, pero el gobierno federal contratará pocos espacios”, les soltó.

Así que la estrategia de algunos medios de comunicación de “cuidar” a AMLO porque va muy arriba en las encuestas podría también dar un giro en sintonía con el resto de los grandes empresarios que están dispuestos a librar una nueva batalla contra AMLO.

CIRT, dividida. Por si fuera poco, en la Cámara Nacional de la Industria de Radio y Televisión hay división. Hoy se deberá elegir a su nuevo presidente y simplemente no hay radiodifusores relevantes que se animen a tomar la encomienda que, por lo visto, enfrentará un futuro más que complejo.

La 59 semana de la CIRT arrancó con un desplegado de ACIR, Grupo Imagen, Grupo Fórmula, MVS Radio, NRM y Televisa Radio en el que denuncian las prácticas de Grupo Radio Centro, propiedad de Francisco Aguirre, que consisten en ofrecer a través de sus principales programas dinero en efectivo al público que los favorezca en las encuestas de medición de audiencias.

El personaje que intentó pasar desapercibido pero que era el elefante en la sala fue Javier Pérez de Anda, presidente de Grupo Radiorama, ligado al escándalo de Tecnoradio.

La Cámara que preside Édgar Pereda, además, enfrenta procesos en su contra por adeudos con el Servicio de Administración Tributaria (SAT).

Twitter: @MarioMal
Correo: mario.maldonado.padilla@gmail.com

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