Durante unos meses, el Frente Ciudadano por México, PAN PRD y MC juntos en torno a la figura de Ricardo Anaya, preocupó demasiado al priísmo y a Morena, incluso algunas encuestas lo posicionaron con posibilidades reales de vencer a Andrés Manuel López Obrador.

La falta de claridad en cuanto a la designación del candidato y el crecimiento en la percepción de que Ricardo Anaya será ungido mediante un método que intentará venderse democrático, pero que difícilmente convencerá a la ciudadanía de serlo, han reposicionado la verdadera fuerza del Frente.

Sin importar las negociaciones entre las cúpulas de los partidos, hoy existe un riesgo latente de que no se concrete, de que no cuaje e incluso que, al final, los partidos terminen por presentar propuestas divididas en la boleta electoral que terminarían por provocar una elección entre dos punteros.

Aunque las dirigencias minimizan el hecho de que Enrique Alfaro, en Jalisco, decidiera abandonar el Frente, las consecuencias han tambaleado la propuesta final. En los últimos días hubo reuniones urgentes de los gobernadores perredistas y panistas por separado y son varios los que apuntan, fuera de grabadoras, que operarán sus apoyos a otro candidato con mayores garantías de continuidad en sus proyectos personales.

Lo más riesgoso para la continuidad de la alianza radica en el cambio de dirigencia del PRD, en donde a mediados de diciembre los consejeros del partido tendrán que elegir a un nuevo presidente y nadie, ninguno de los grupos, cuentan con mayoría calificada que pueda apuntalar a su candidato, por lo que será factible operar, incluso desde fuerzas externas al perredismo, por una propuesta que termine por aniquilar los acuerdos que hubiera alcanzado Alejandra Barrales… más fácil: ¿qué pasa si el siguiente presidente del PRD rompe con el Frente?

Pero en el panismo las cosas no son necesariamente mejores, José Antonio Meade, con apenas unos días de candidato, ha seducido a un electorado de capitales económicos generosos que antes hubieran apoyado las propuestas azules. Para colmo, la posibilidad de que Margarita Zavala obtenga la candidatura independiente le roba votos a su base electoral tremendamente mermada.

Ricardo Anaya podría tener en la bolsa a los consejeros que lo avalen, podría tener el control del partido, pero no así el de su electorado natural, que hoy se ve en la posibilidad de cambiar su voto por una opción más convincente o derivada de su enojo ante lo que perciben como una traición.

Necesitarán más, mucho más que buenos deseos y declaraciones optimistas para que la cosa, al final, termine de cuajar.

DE COLOFÓN.— ¿Habrán negociado gubernaturas y curules para aplacar a la rebeldía del café?

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