Octubre terminó con un récord de escándalo: 2 mil 371 ejecutados, asesinados de forma violenta, más muertos que en septiembre, cuando ya era un récord que superaba a mayo que a su vez superaba a junio, todos en este mismo año.

Podemos resumirlo así: cuatro de los cinco meses más sangrientos en la historia contemporánea de México, desde 1997, se han registrado en 2017 durante la administración del presidente Peña Nieto. No vivíamos algo tan grave desde aquel mayo 2011 con Felipe Calderón, era la etapa de la guerra de Los Zetas, la reacción a la estrategia de combate plomo contra plomo, era, decíamos entonces, el infierno… y ahora la cosa se puso peor, el año cerrará con más de veinte mil muertos y en el score de las fatalidades pierde Peña Nieto con 13 mil y pico de bajas más en comparación a Felipe Calderón.

Durante la luna de miel del Mexican Moment, el Presidente prometió cambiar la estrategia de seguridad y al final no pasó nada, someter a la Secretaría de Gobernación, saturada de por sí, las tareas de seguridad y eliminar a la Secretaría de Seguridad Pública parece que no ha dado ningún resultado concreto, ¿dónde quedaron las estrategias de combate al lavado de dinero?, ¿dónde los decomisos fuertes y el congelamiento de cuentas ligadas a los cárteles?, ¿dónde las tareas de prevención?, ¿dónde el combate a la marginación que vuelve a la gente presa fácil del narco?, ¿dónde la reconstrucción social?, ¿dónde, más allá de los discursos, quedaron las acciones?

Lo peor es que, de hecho, no todos los muertos son producto de las pugnas entre grupos criminales, comenzamos a vivir un ambiente de violencia generalizada en dónde es cada vez más frecuente que los conflictos personales terminen solucionándose a balazos, el incremento en el número de feminicidios es una pequeña parte del iceberg que forma el monstruo de la furia desbordada en el país, ¿tendrá algo que ver que hoy son adultos los que crecieron entre el ambiente del narco?

Hay enojos por la falta de oportunidades, hay enojos por los futuros cancelados, hay enojos por la corrupción, pero mucho más por la impunidad, aquí no se castiga nada, uno puede robar con cuello blanco o con una pistola en el microbús, da igual, y lo más seguro es que continuará en libertad durante mucho tiempo, quizá para siempre… En México, uno puede matar y quedar sin castigo porque no pasará nada, el expediente se atorará en algún punto y si avanza, cosa remota, habrá una buena chance de soltar dinero y salir intacto.

Podrá tildarse el comentario de bully, de mala entraña y de regateo a los avances logrados, pero cuando un Estado falla en su tarea fundamental dentro del contrato social y no puede, siquiera, garantizar un mínimo de seguridad, entonces se jodió todo, valdrán muy poco las cosas buenas, aunque sean muchas, ante los muertos que son reflejo de una sociedad quebrada.

Hoy todo apunta a 2018, a los tapados de la liturgia y a los frentazos del Frente, hoy la clase política está atenta a su imagen frente a un espejo de cuentos de hadas que les refractan encuestas dónde cada quién, acorde a sus egos, es el más bonito de la comarca…

Y en la comarca abundan los muertos, esos ya no votan y por eso, esos ya no cuentan.

DE COLOFÓN.— El Frente Amplio propone una renta universal para todos únicamente por ser mexicanos… Prometer no empobrece.

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