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La serie de tres temporadas no es nueva, es de 2011, y su protagonista es el versátil músico, arreglista, compositor, cantante, miembro setentero de South Side Johnny y Los Asbury Jets, Gary Us Bond, la E Street Band de Bruce Springsteen y actor de Los Soprano: Steve (¡uf!) Van Zandt, así como productor y tipazo intimidador con dos alias: Little Steven o Miami Steve. Este experimento noruego americano que se pude ver en Netflix, clichés más, clichés menos, es una de las más disfrutables comedias negras con humor vitriólico que se pueden ver en tv de paga (porque la otra tv, que El Tigre Azcarraga dijo que era para jodidos, en estos tiempos de pesadilla electoral, es peor que eso).
Van Zant personifica a un gánster italo-americano, Frank Tagliano, miembro mafioso que entrega a su jefe al FBI neoyorquino a cambio de entrar al programa de protección de testigos. Su nueva vida elige residencia: Lilyhammer, un pequeño pueblo noruego donde está canijo que den con él. Ahí se convierte en un “Don Corleone” local y dispuesto a todo con tal de enriquecerse y pervertir.
Con dirección a seis manos y un reparto competente se tiene un divertido fresco de las dos culturas y sus emigrantes con una historia convincentemente gélida, que en ocasiones alcanza temperaturas de ebullición y que no desmerece.
Mucho ojo a la mini serie de seis episodios llamada The Jinx, sobe los trozos de un cadáver encontrados en la bahía de Texas, donde la inquietante vida de un tal Robert Dust sale a flote con la disyuntiva de estar viendo algo raro pero muy interesante, dirigida por el friki, Andrew Jarecki, el del thriller All good things y Capturando a los Fridmans. Las pistas que se siguen en esta inusual apuesta de HBO van a dar con un millonario de una temible familia mafiosa de Nueva York. Para mayor referencia, la serie obtuvo hace tres años varios premios Emmy: Mejor Documental, Mejor Serie de No-Ficción y Mejor Montaje.
En ese mismo tono infectado adictivo y perverso esta también: Making a Murder, un documental dividido en 10 partes sobre el caso de Steven Avery, condenado a prisión por agresión sexual y liberado con un “disculpe usted” tras 18 años de confinamiento y pruebas de ADN. Años despúes vuelve al banquillo por el asesinato de una mujer. La América profunda, temiblemente cruel y expansiva es mostrada con toda su crueldad a tal grado que pone al espectador extremadamente nervioso, y no se diga al “Cepillín de la crítica televisiva y telenovelera de México”.
Para cerrar, una clásica del horror original de Dan Curtis, su director y creador: Sombras Tenebrosas en sus dos tempranas temporadas: la de blanco y negro (1966-1967) y la de color (1968-1971), o sea: el vampiro de culto Barnabas Collins (Jonathan Frid) y su corte celestial negra e infernal de vampiros Serie B, hombres lobos de diferentes razas, brujas más peligrosas que Chafi Patoi, fantasmas y demás fauna de seres fantásticos al servicio del mal e impredecibles como las elecciones mexicanas de este 2018, con temibles acróbatas que saltan de un partido a otro sin red y sólo con la protección de un grueso colchón de billetes y una lengua porro-gansteril para defenderse de emisarios del pasado, del presente y del futuro.
Mil 225 episodios, emitidos originalmente por la ABC, que superan las expectativas.
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