El villano más odiado del momento es, sin duda, Luisito Rey, papá de Luismi hasta el 9 de diciembre de 1992, fecha en que se fue de vacaciones permanentes al infierno, como justo pago por haber tiranizado la carrera de su hijo al que, a la edad de 14 años, ya le daba cocaína, a decir de Sergio Riesenberg, director del Festival de Viña del Mar.

Tal vez esa sea la razón, o una de las razones de mortificación del discurso que el cantante dio en el Luna Park Argentino cuando dio una “emotiva” arenga por la muerte de su padre, sin mencionarlo.

Según vox pupuli y amigos del progenitor de El Sol, como Andrés García, Luisito se pasaba con el entonces chamaco, a tal grado que casi le vende a la madre de éste (Marcela Basteri) a mi general, Arturo Durazo, para que El Negro interfiriera y consiguiera que cantara en la boda de la hija de Jolopo, Paulina López Portillo Romano, y que los Ramones se quedaran mal vestidos y alborotados en la boda.

El odio es tal entre los seguidores del protagonista de la serie de Netflix que hasta el mismísimo Presidente de la República, Enrique Peña Nieto, se pronunció en Instagram en contra de Luisito Rey (Óscar Jaenada), casi exigiendo que se revelen en la serie los misterios del paradero de su madre de quien nadie supo, ni Jaime Maussan. Que también el que brilla sea citado para declarar sobre los agravios y humillaciones paternos y sobre su verdadero amor, ya que dejó novias por aquí y por allá desde Mariana (Yazbek), hasta Araceli Arámbula, que le exige por parte el dinero para la manutención su familia.

También se demanda para bien de la serie el esclarecimiento y la transparencia de su relación (de trabajo) con El Potrillo y que, en el juzgado correspondiente, se ventilen los muchos casos de despidos injustificados, cancelación de conciertos y giras antes pactadas y las indemnizaciones conforme a la ley a que tengan derecho los afectados por Luismi.

Por otro lado, muchos se preguntan si se dramatizará un accidente de avión que puso en peligro la vida de Luismi, defraudando a muchos de sus fans, al salir ileso de lo que pudo ser un costosísimo percance en la carrera de Mickey, lo mismo que volverlo ídolo eterno, como si no tuviera con la crueldad manipuladora de su padre. Y todavía hay un libro (La Historia, de León Herrera) que, en una de esas, se atreve a cuestionar la otra historia: la de la serie por las que las redes sociales están todavía ardiendo.

En el terreno del cine, El Sol (pero más su padre) intentaron brillar para todos sus fans con dos películas realizadas en los años 80, no sólo malas sino malísimas (Ya nunca más y un thriller musical: Fiebre de amor, con Lucerito) que no sería nada extraño hoy, dado el furor de las redes que fueran consideradas como “de culto”. También Luismi hizo comerciales de comida chatarra, como las papas fritas, que luego, dicen algunos, lo llevaron a la adicción de los Sabritones en su época rechoncha.

Un gran misterio sin resolver es la desaparición de su madre, sobre la que hay muchas teorías de la conspiración y que no se sebe, hasta ahora, cómo se tratará en la serie, lo mismo que los vilipendios, humillaciones, intimidación y caballazos de que siempre fue víctima al lado de Luisito Rey, el personaje más odiado de México, según el último apóstol del priismo.

pepenavar60@gmail.com

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