En política hay que doblegarse de vez en cuando

Apenas acaba de nacer y el frente opositor ya ganó su primera batalla y un lugar en la historia electoral, a punto de escribirse.

El #FiscalCarnal ha sido derrotado por la fuerza y, sobre todo, por la maña de Ricardo Anaya, quien hasta hace unas semanas se defendía como gato boca arriba de señalamientos por riqueza familiar inexplicable.

El panista, respaldado por su socia perredista Alejandra Barrales, secuestró al Congreso de la Unión y terminó por doblarle las manos al PRI-gobierno y a los rebeldes calderonistas que habían pactado la transmutación del titular de la PGR, Raúl Cervantes, en primer fiscal general de la República.

Pueden llamarle chantaje, pero el líder blanquiazul se salió con la suya.

La parálisis legislativa detonada por el boicot a la instalación de la Mesa Directiva de San Lázaro llevó a la lona al priísmo y sus rémoras. La iniciativa presidencial que cancela el “pase automático” del titular de la PGR a la nueva FGR fue sacada a fuerza de lo más profundo del cajón del olvido para desactivar la crisis institucional.

En la ruda negociación, el tricolor cedió la cabeza de Raúl Cervantes quien vuelve a salir con la cola entre las patas; su cercanía con el presidente Peña lo excluyó primero como ministro de la Suprema Corte y ahora lo deja al filo de su máxima aspiración; arañó la gloria y se quedó con las manos casi vacías; el Ferrari 458 Italia, 4.5 litros, de 562 HP, 2011, color rojo, con placas de Morelos, terminó por atropellarlo.

En el recuento de los daños, César Camacho, el pastor mexiquense de los diputados del PRI, pone la vara muy alta. Se erige como el hábil negociador que destrabó el conflicto en el Congreso. Emilio Gamboa esta vez no la libró; tragó el sapo y ahora deberá operar el tránsito al nombramiento de un nuevo fiscal autónomo e independiente. Hacia afuera, él paga los platos rotos.

Casual o no, el desenlace de esta batalla se da justo el día en que formal y oficialmente arranca el Proceso Electoral 2018, aunque de hecho empezó hace varios meses.

Esta será la tónica de la guerra por el poder en la cual todo vale: lodo, sangre, sudor e incluso la manipulación de las instituciones, colocando el interés electoral por encima del interés nacional; eso veremos hasta el hartazgo.

Por lo pronto, el Frente Ciudadano por México ha marcado su territorio; da la razón a quienes están muy nerviosos por la química que parece hacer posible la mezcla del agua con el aceite. La unión entre los extremos de la ideología política tiene desconcertados tanto al PRI como a Morena. PAN, PRD y MC anotan el primer golazo… azo… azo.

Señores pasajeros del avión “polako”, favor de abrocharse el cinturón; viene turbulencia.

EL MONJE AZULADO: El joven maravilla resultó más vivo que un dolor de muelas en sábado por la noche. Ganó la partida a viejos lobos, dentro y fuera del PAN, justo cuando parecía estar contra las cuerdas. Ricardo Anaya aguantó la presión y terminó por dinamitar la agenda legislativa de los senadores calderonistas y destruir acuerdos con el PRI-gobierno que lo descalificó por traidor y gandalla. Con el PAN como primera fuerza del recién nacido frente opositor, Anaya está seguro de haber amarrado la candidatura presidencial si lo permiten Margarita Zavala y Rafael Moreno Valle, quienes miran con tristeza cómo se les puede ir el tren de la ilusión. El partido en el poder no digiere el revés tras lo que parecía la caída inevitable del Rey Azul. Anaya confirma que en política nadie muere para siempre… y menos la víspera.

@JoseCardenas1
josecardenas@mac.com
www.josecardenas.com

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