Por años hemos conocido la loca teoría de que el genio Walt Disney, pilar clave de la industria de la animación, y quien murió el 15 de diciembre de 1966 como consecuencia del cáncer de pulmón, en realidad no recibió un sepulcro normal, sino que, bajo sus propias órdenes, su cuerpo había sido sometido a un proceso de crionización para ser reanimado cuando hubiese una cura para su enfermedad. Lo cierto es que la cura tal vez ya existe y la leyenda sigue siendo eso, una leyenda poco creíble cuando hemos sido testigos de cosas que nunca imaginamos, pero que la tecnología se ha encargado de hacer realidad.

Muchas veces también nos hemos preguntado ¿qué haríamos si pudiéramos regresar a la vida a algún personaje admirable?, un escritor, un músico, un científico o un pintor; tal vez lo primero sería hacernos una selfie, ¿no?

Pues gracias a la tecnología y a que ahora los expertos en inteligencia artificial están trabajando con datos estructurados y analizados, algo así como el ADN virtual, ahora es posible conocer y conversar con tu artista o personaje finado favorito.

Aunque el proyecto va comenzando, el primero en cobrar vida fue Salvador Dalí, quien gracias a las técnicas digitales ha sido reconstruido tomando datos de videos, fotografías, retratos, dibujos y algunas grabaciones de voz de donde se extrajeron muchas de sus frases, y que fueron analizadas y digitalizadas para posteriormente convertirlas en un Dalí que vive gracias a la inteligencia artificial.

Después de años de trabajo de análisis y reconstrucción, finalmente el pasado 11 de mayo, día en que el excéntrico artista representante del surrealismo cumpliría 115 años, el Museo Dalí de St. Petersburgo en Florida, Estados Unidos, que además cuenta con un importante acervo de obras del pintor, inauguró la exposición Dali Lives.

Una novedosa muestra en donde el público es parte de una experiencia virtual basada en inteligencia artificial que permite interactuar con Salvador Felipe Jacinto Dalí i Domènech, como él mismo se presenta a través de una pantalla en donde los asistentes pueden observarlo trabajar. De pronto el pintor, que luce de unos 50 años y que además habla un inglés muy marcado por su acento catalán, se acerca al público y abre la conversación, la persona frente a la pantalla puede tener una charla con el genio construido con más de mil horas de aprendizaje de la máquina que se encargó de analizar todo el material, para finalmente construir un Dalí que además se despide de sus visitantes haciéndose una divertida selfie tomada por el mismo artista.

Los programadores del proyecto comandados por Nathan Shipley han creado alrededor de 190 mil 512 posibles combinaciones de diálogo, sumamente funcionales para interactuar por 45 minutos con los asistentes que, curiosos por ver lo que pasa, dan clic a un botón a un costado de la pantalla y allí comienza la aventura.

No sólo es observar la obra del artista catalán, resguardada celosamente por el Museo Dalí de St. Petersburgo, donada por el empresario y filántropo Albert Reynolds Morse, quien fuera uno de sus mayores compradores e íntimo amigo; también es ser testigos de cómo la tecnología ha sido capaz de adaptarse a las formas de percepción de las imágenes, que evidentemente han sufrido cambios. La tecnología 3D, los videojuegos, la realidad virtual y la inteligencia artificial han logrado que las imágenes ya no se limiten a una representación bidimensional y en este caso han sido capaces de redefinir la experiencia museística.

@Lacevos

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