La paradoja del caso es que México aceptó sin objeciones la propuesta de incorporar a la renegociación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte el tema, además del ambiental.

Aunque en varios capítulos el país navega codo a codo con Canadá para evitar zancadillas, en este caso se rasca con sus propias uñas.

“El problema en la renegociación del capítulo laboral no es Canadá, sino México, dado que sus negociadores se niegan a revisar el piso de los salarios”, dijo el presidente de Unifor, uno de los sindicatos más influyentes de Canadá, Jerry Dias. Y dijo más: “No podemos tener un acuerdo trilateral donde el salario mínimo en México es de 0.90 la hora; no podemos tener un acuerdo por debajo de cuatro dólares la hora”.

Si se cae la renegociación, pues, será culpa del vecino del sur.

El tema se baraja desde dos escenarios: los bajos salarios del país han servido de imán para atraer inversión estadounidense y, al mismo tiempo, se convierten en elemento expulsor de mano de obra hacia el vecino.

En la presión se aludirá a los convenios pactados con la Organización Mundial de Comercio, el último de los cuales lo firmó México después de un largo paréntesis de décadas, a presión de la negociación para el frustrado Acuerdo Transpacífico de Asociación Económica (TPP).

La flecha apuntaba a Vietnam, cuyo potencial maquilador se sustenta en salarios de hambre y jornadas inhumanas.

Estamos hablando del Convenio 98 conocido como Convenio de Sindicalización y Negociación Colectiva, a cuya vera se protege la libertad de afiliación sindical, condenando todo acto de discriminación tendiente a coartar la posibilidad de defensa de los trabajadores.

En la ruta se prohíben los llamados “contratos de protección” de sindicatos blancos que aceptan atenuar el peso de los contratos laborales para favorecer la causa patronal a cambio de propinas o mordidas.

El 98% de las empresas maquiladoras carecen de sindicatos, al igual que las armadoras de automóviles de reciente llegada. Y si le seguimos, ninguna de las firmas outsourcing o tercerías existentes tiene en sus entrañas la posibilidad de sindicalizarse, lo que abre la puerta a una y otra violaciones a la Ley Federal del Trabajo.

En la fase previa a la aprobación del Senado del documento expedido en 1949 se resintieron presiones de los organismos empresariales para no dar el paso.

Cerrada la negociación del TLCAN original, al cambio de administración de la Casa Blanca, el presidente William Clinton exigió incorporar, justo, los temas laboral y ambiental. Los puntos debieron incluirse en los llamados acuerdos complementarios o suplementarios.

El compromiso hablaba a la letra de garantizar por parte de los gobiernos la aplicación efectiva de sus leyes laborales tanto actuales como futuras, sin intervenir en el funcionamiento de los diferentes esquemas nacionales.

El texto hablaba de “mejorar las condiciones de trabajo y los niveles de vida, además de proteger, fortalecer y hacer valer los derechos básicos de los trabajadores”.

Para evaluar las denuncias que se plantearan se creó un Comité Evaluador de Expertos, algo así como un órgano de arbitraje, con la novedad de que en los primeros 10 años sólo se plantearon 28 casos, la mayoría de sindicatos estadounidenses o canadienses en contra de México. El tema se fue al archivo muerto. La exigencia de los demócratas hoy la hacen bandera los republicanos.

Balance general

. Aunque muchos la califican de balandronada, lo cierto es que la nueva amenaza del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, de cancelar el Tratado de Libre Comercio de América del Norte no podría suscribirse sólo a ponerle más presión a la caldera para inclinar la balanza hacia su causa, dado el carácter temperamental de éste.

Lo cierto es que, pese a la gran desilusión de los electores, los desplantes le siguen siendo redituables políticamente.

Y lo cierto, del otro lado, es que centrado el esquema del país en el escenario exterior, con énfasis en la relación mercantil con Estados Unidos, no hay plan B.

Por lo pronto, aunque algunos gobernadores llamaron a suspender el proceso electoral de 2018 para concentrarse en la renegociación, el efecto Trump esta vez no tuvo mayor impacto en los mercados.

China en escena

. Planeada por la Casa Blanca la adhesión de Estados Unidos al tratado entre países del área austral para crear el Acuerdo Transpacífico de Asociación Económica como una medida de equilibrio frente a la alianza conocida como BRICS, integrada por China, India, Rusia, Sudáfrica y Brasil, resulta curioso que el presidente Enrique Peña Nieto acuda a una reunión del bloque, justo en la capital de la nación de la muralla.

La intención del presidente Barack Obama era alcanzar un acuerdo con la mayor cobertura en materia de mercados para de alguna forma contener el avance chino.

México solicitó su integración tras un alerta del ex secretario de Hacienda, Pedro Aspe, quien se enteró ocasionalmente en Washington de que se preparaba el trabuco. La pregunta es si México está coqueteando para integrarse al BRICS en caso de naufragar en TLCAN.

Invitado al bloque en su momento, el país se negó por estar integrado a la Organización para la Corporación y Desarrollo Económicos.

Diputado y empresario

. Según información publicada por la Oficina de Control de Bienes Extranjeros del Departamento de Justicia de EU, el diputado priísta por Jalisco Carlos Lomelí Bolaños estaría involucrado en la red de lavado de dinero que encabezaba el narcotraficante Raúl Flores Hernández.

Se le ubica, concretamente, como socio de la empresa Servicios Educativos y de Negocios al lado de familiares del capo y del futbolista Rafael Márquez.

Al margen de ello, el ex senador, a quien se menciona como posible candidato a la gubernatura de la entidad federativa, tiene una empresa distribuidora de medicamentos denominada Lomedic, en la que participa en licitaciones a veces a lado de Abisalud, una firma similar del ex regidor de Zapopan Hiram Torres Salcedo.

Esta última fue sancionada con un millón de pesos por incumplir un contrato con el Instituto de Pensiones de Jalisco.

Lomedic está por participar en una licitación del Seguro Popular.

Se calienta Concamin

. Aunque el periodo de Manuel Herrera termina hasta marzo del próximo año, la sucesión en la Concamin se empieza a calentar. Desde un ángulo la pretensión habla de amarrar una candidatura de unidad en la coyuntura de la Reunión Anual de Industriales que este año se celebra en Monterrey.

El ungido sería el ex presidente de Canacintra, Rodrigo Alpízar Vallejo.

Sin embargo, se han apuntado para la pelea el ex presidente de los industriales del Estado de México, Francisco Cervantes, y el coordinador del “cuarto de junto” en la renegociación del TLCAN, Moisés Kalach.

albertobarrancochavarria0@gmail.com

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