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Texto: Carlos Villasana y Ruth Gómez.
Fotografía actual: José Antonio Sandoval Escámez
Diseño web:
Miguel Ángel Garnica.
Estar frente a un televisor hoy en día es abismalmente diferente que hace unas décadas, las famosas “pantallas inteligentes” han agregado al control remoto la posibilidad de navegar en la red desde la comodidad de la sala o acostados en la cama, además del tradicional cambiar de un canal a otro cuando algo nos parece aburrido.
De los contrastes más significativos entre la televisión de mediados del siglo XX y la actual, son la cantidad de canales, la variedad de contenidos de los programas y, la duración de los mismos. A excepción de los “maratones”, hoy son contados los programas que rebasan las dos horas y que permanecen al aire por años; sin embargo, en la historia de la televisión mexicana han existido algunos que han marcado a generaciones enteras.
Uno de ellos fue el programa musical “Siempre en Domingo”, que podría ser desconocido para todos los nacidos a finales de los noventa o ya en los años dos mil, pero que marcó el gusto musical no sólo del país, sino que auguraba el éxito que tendrían los que se presentaran en su escenario en Centroamérica, Sudamérica e introduciéndolos al mercado europeo y asiático, lugares en los que también se transmitía.
Logotipo del programa “Siempre en Domingo” al interior de lo que alguna vez se llamó “Televicentro”. Archivo Fotográfico EL UNIVERSAL.
“Siempre en Domingo” era un programa de variedades que salió al aire en diciembre de 1969 y por 29 años se dedicó a promocionar el talento e imagen pública de comediantes, actrices, actores, grupos musicales o solistas, bajo la tutela del conductor Raúl Velasco, originario de Celaya, Guanajuato.
El programa nació ya que la industria musical de aquella época estaba dominada por artistas y ritmos del extranjero, lo que provocaba un desconocimiento por parte de la población sobre el talento nacional. Se grababa en el Estudio A de Televicentro Chapultepec (hasta septiembre de 1985, que resultó afectado) y no tardó en convertirse en el programa de “la gran familia mexicana” por excelencia.
Televicentro, ubicado en la avenida Chapultepec, a mediados de los años sesenta. Este complejo fue inaugurado en 1952 y aún después del nacimiento oficial de Televisa (1973), siguió utilizando ese nombre. En la actualidad aquí se encuentran las instalaciones de Televisa Chapultepec. Colección Villasana - Torres / Libro "Tiempo aire. Momentos de la Radio y la Televisión mexicana (1937-2010)".
El espectáculo se transmitía por el Canal 4 y no sólo consistía en actos musicales, sino también en presentaciones de comediantes y pequeños números de actores, distribuidos a lo largo de cinco o seis horas de duración. La popularidad del programa permitió que Velasco se hiciera un personaje sumamente poderoso y como el público lo quería tanto, antes del inicio de “Siempre en Domingo” se empezaron a grabar unas pequeñas cápsulas llamadas “México Magia”, donde el conductor visitaba ciertas ciudades o comunidades del país o del extranjero para mostrar a los televidentes estas culturas.
A “Siempre en Domingo” se le consideró una “fábrica de estrellas” ya que sobre su escenarios iniciaron -o tomaron fuerza- las carreras de personajes como Luis Miguel -quien se presentó por primera vez siendo un niño, de hecho festejó sus 15 años al ritmo del mariachi en el programa y dejó de asistir en los años noventa- también fue el caso de Yuri, Fey, Flans, Pandora, Lucía Méndez, Cristian Castro, Paulina Rubio, Thalía, Alejandra Guzmán, Anahí, Emmanuel, Kabah, Timbiriche, Alejandro Fernández, por mencionar solo algunos.
Imagen del cantante Luis Miguel con el conductor de televisión Raúl Velasco en el programa "Siempre en Domingo". Foto Archivo El Universal.
También fungió como “puente” entre la música extranjera y todo Hispanoamérica, dando a conocer a personalidades como Miguel Bosé, Nelson Ded, Whitney Houston, Donna Summer, Menudo - también a Ricky Martin como solista- entre otros, así como Ricardo Arjona o Julio Iglesias, que fue el cantante con mayor cantidad de actos musicales en “Siempre en Domingo” y quien introdujo a Enrique Iglesias. A pesar de que se dice lo contrario, gran parte de las presentaciones del programa eran “playback”.
Fue en este programa que nació la “patadita de la suerte”, una acción que solía hacer Velasco en el trasero de los nuevos cantantes antes de que iniciaran su presentación. El conductor declaraba que ese hecho provenía del teatro, cuya intención era dejar de lado el pánico escénico y dar lo mejor en el escenario y también se hacía para desearle buena suerte.
En la parte cómica, los scketches favoritos de la audiencia eran protagonizados por la “India María” -que solía “coquetearle” a Velasco-, Beto “El Boticario”, Chucho Navarro, don Facundo con sus ratitas blancas y Enrique Adolfo Carbone “Blackamán”.
La “India María” en el homenaje a “El Güero”, Raúl Velasco, en “Siempre en Domingo”.
Con voces a favor y en contra, Velasco logró consolidarse como una autoridad para decidir quién sí y quién no “entraba”, a través de la televisión, a los hogares mexicanos. Tenía dos métodos para “cazar” talentos: uno era el intuitivo, cuando escuchaba a alguien en un establecimiento, se acercaba con él/ella, alentándolos a continuar y no “perderle la pista”; el segundo era cuando pactaba lanzamientos con las disqueras o que llegaba algún conocido del medio musical y le recomendaba a alguien.
Todos los que se presentaran en su programa sabían que estaban expuestos a que el conductor los reprendiera o hiciera algún comentario poco favorecedor al aire, ya que cuando algo no le parecía, no tenía inconveniente en detener la presentación y exclamar su descontento. No se inmutaba al decirles lo que él consideraba que eran fallas o que podrían mejorar a futuro.
En una época como la nuestra algunos de los comentarios que les hacía hoy podrían considerarse como ofensivos; sin embargo, en los años setenta, ochenta y noventa, no existían medios o la confianza por parte del artista para “defenderse” y toda opinión emitida por el conductor era vista como “ley”.
Aún así, existían artistas que eran defendidos a “capa y a espada” por Velasco, se dice que cuando el conductor decidió programar a Juan Gabriel, se enfrentó con varios puestos de autoridad dentro de la televisora, ya que no querían que alguien como él -por los prejuicios de la época- estuviera en el programa más importante de la televisión.
El 18 de marzo de 1979, Juan Gabriel estuvo en “Siempre en Domingo” para interpretar el tema “María de todas las Marías” que le compuso a María Félix y sorpresivamente, ella se presentó al programa diciéndole, entre vitoreos, que “no todos los días se le hace a una mujer una canción y he venido por eso, he venido por Juan Gabriel y por ti (Raúl Velasco), porque yo nunca he estado en este programa y a todo el público buenas noches”.
María Félix diciéndole a Juan Gabriel que dos de los regalos más importantes de su vida habían sido: la canción que le compuso Agustín Lara y la canción que él había hecho para ella. Imagen Archivo El Universal.
Raúl Velasco era conocido por todo el país, incluso gozaba del reconocimiento y del afecto de la población y que no tenían políticos que gobernaban municipios o estados. Tenía grandes admiradores y su reputación lo llevó a tener voz y voto de quién representaría a México en festivales musicales como el OTI o en los concursos nacionales como “La Voz del Heraldo”; a la par, mantenía su estrellato en “Siempre en Domingo”.
El programa finalizó sus transmisiones a finales de los noventa, por dos cuestiones principales: el estado de salud de Raúl Velasco y el cambio de gustos e intereses ante el consumo televisivo en generaciones más jóvenes. Nuestro compañero José Fabián Arellano escribió en su artículo “La sombra que dejó Siempre en Domingo” que el programa pudo durar tantos años (29) ya que “se elaboró en un época mágica” y que desde aquella época no ha habido un espacio que se pueda considerar un semillero de artistas.
La última emisión fue el 19 de abril de 1998 y en las páginas de El Gran Diario de México se anunciaba de la siguiente manera:
Programación del Canal 4 del 19 de abril de 1998, en las páginas de EL UNIVERSAL.
A diferencia de esas décadas (setentas, ochentas y noventas), hoy los programas tanto de música como de comedia de televisoras, de acceso público o de paga, han adaptado sus formatos a “reality shows” o programas de concursos, de acuerdo al público que vayan dirigidos.
“Aún hay más”
Durante esas casi tres décadas del programa, para muchas familias, “Siempre en Domingo” era el pretexto perfecto para reunirse y compartir, sentados frente al televisor, unas horas juntos. Diversos fueron los casos en los que familias se trasladaban de un punto de la ciudad a otro para poder verlo en compañía de tíos, primos y abuelos.
Tal fue el caso de la familia Suverza, que iban de Coyoacán a Satélite para poder ver el programa en casa de los abuelos, en su televisión a color: “para los nietos, siempre en domingo significaba ir a jugar con los primos y convivir con los abuelos”.
Era casi obligado que las generaciones que estaban creciendo en los setentas y los ochentas, vieran alguna emisión del programa ya que no “había otra cosa” y por eso, cuando escuchan el nombre del conductor o del programa, inmediatamente piensan a esos momentos que compartieron en familia.
Claro que existen quienes vieron el programa por la fuerza, ya fuera porque la mamá o el papá lo admiraban. Eugenia Enríquez comentó brevemente que para ella era muy aburrido, siempre ver “lo mismo, además de que el señor era muy grosero con los que invitaba. A mí no me gustaba nada, pero a mi mamá le encantaba porque salían los cantantes del momento y que evidentemente le gustaban, si le preguntaras a ella seguro te dice que lo extraña o algo así”.
El 18 de octubre de 2006 se hizo un reconocimiento a Raúl Velasco en el Puerto de Acapulco, en el que participaron decenas de artistas que iniciaron sus carreras en “Siempre en Domingo” y poco después de un mes falleció por causas naturales, el domingo 26 de noviembre.
Raúl Velasco y su clásica señal de “Aún hay más”en el programa “Siempre en Domingo”, en los años setenta. La frase, que lo caracterizó, la utilizaba para enviar a comerciales. Colección Villasana - Torres.
Fotografía antigua:
Colección Villasana - Torres, Archivo Fotográfico El Universal.
Fuentes:
Artículos “La sombra que dejó Siempre en Domingo” de J. Fabián Arellano, “Los 15 grande de Siempre en Domingo” de Vanessa G. Toca, “Raúl Velasco, se va en domingo” de Gustavo Silva, EL UNIVERSAL. Roberto Suverza y Eugenia Enríquez.