Texto: Gamaliel Valderrama

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Miguel Ángel Garnica

Flanqueada por avenidas como Insurgentes, Universidad y Miguel Ángel de Quevedo, la zona arqueológica del Pedregal de San Ángel se mimetiza con el pueblo de Copilco el bajo, erigido durante el siglo pasado al sur de la Ciudad de México.

El museo escondido de Copilco
El museo escondido de Copilco
El museo escondido de Copilco
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En la primera imagen, correspondiente a 1953, se aprecia el panorama que rodeaba a Copilco. Entre la roca volcánica destaca la avenida Fernando Casas Alemán, que a finales de la década sería renombrada por los estudiantes como Avenida Universidad. En la segunda gráfica así se observa en la actualidad dicha zona, completamente poblada.

Pocos vecinos de la zona conocen el secreto que guarda el número 110 de la avenida Victoria. Los mayores recuerdan haber asistido al museo de lava de Copilco, los más jóvenes han escuchado relatos sobre la misteriosa galería subterránea, que hoy está cerrada al público, pero que por más de medio siglo albergó los vestigios de una cultura Preclásico mesoamericana del Valle de México.

El museo escondido de Copilco
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Fotografías de 1960 donde se observa una vitrina que en su interior guarda un entierro con ofrenda en el museo de Copilco. Foto: Sistema Nacional de Fototecas. Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH).

La actividad volcánica de la región y la caída de ceniza alteraron la vida de los habitantes de Copilco, quienes gradualmente abandonaron su hogar a partir del año 200 antes de Cristo. Ya casi desierto, el pueblo fue arrasado por un mar de lava derivado de una fuerte erupción del volcán del Xitle. Al enfriarse, el magma se transformó en una capa de piedras, de hasta ocho metros de grosor bajo la cual Copilco quedo sepultado. El nuevo paisaje inhóspito obstaculizó el repoblamiento, sin embargo, se mantuvo vivo a través de la historia oral.

Antes de verse abrumado por las emanaciones del Xitle, este “lugar de luciérnagas” –significado en náhuatl de Copilco– era abundante en fuentes de agua, tierra fértil y vegetación y otros recursos a su alcance. La afectación de las tierras por la permanente caída de ceniza desencadenó el abandono paulatino de la población, señalan estudios.

El museo escondido de Copilco
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Imagen de principios del siglo XX. Al fondo se observa la cantera de Copilco. Por muchos años esta zona del Valle de México estuvo deshabitada, hoy en día está densamente poblada. Foto: INAH.

De la zona arqueológica de Copilco ya se tenían noticias desde finales del siglo XIX, por pequeños y eventuales hallazgos en zonas cercanas, pero fue hasta finales de 1917 que el arqueólogo Manuel Gamio y su hermano Gabriel, el primero, director de Estudios Arqueológicos y Etnográficos, y el último, inspector de la misma, iniciaron las primeras investigaciones científicas en el sitio y descubrieron evidencias culturales de la época prehispánica.

El museo escondido de Copilco
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Hacia 1917, Copilco era lugar de canteras y fue elegido para hacer “excavaciones metódicas”. En aquellos años el lugar, llamado Rancho Copilco, pertenecía a José Miguel Gleason, quien permitió al arqueólogo Manuel Gamio hacer los trabajos arqueológicos. En la imagen, de 1920, se observa un camión de bomberos en una cantera. Foto: INAH.

En entrevista con EL UNIVERSAL, José Ignacio Sánchez Alaniz, director del proyecto “Copilco: un sitio arqueológico del Pedregal de San Ángel”, comenta que entre los hallazgos más sobresalientes hecho por Gamio a principio del siglo XX “están los entierros –de adultos y de niños– excavados directamente en el suelo, en fosas cilíndricas (formaciones troncocónicas), o bien dentro de vasijas. De los restos óseos más completo y mejor preservado, de acuerdo con el estudio realizado por especialistas de esa época, se trataba de un individuo adulto, de sexo masculino, de unos 30 años de edad y una estatura de 1.65 metros; estaba orientado de este a oeste, con la cara viendo hacia el norte, en decúbito lateral derecho; además, presentaba deformación craneana”.

El museo escondido de Copilco
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Restos de un enterramiento, vista de los huesos y vasijas. Zona arqueológica de Copilco. Foto: INAH.

También se reportaron figurillas y silbatos de cerámica, navajas, puntas y núcleos de obsidiana y en menor cantidad fragmentos de pedernal; además de algunas esculturas, así como metates, molcajetes y manos de piedra, narra el arqueólogo.

El museo escondido de Copilco
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Exhibición de cerámica y escultura procedente del sitio de Copilco. Colección: Archivo Casasola. 

Según estudios, Copilco fue una aldea, cuyos pobladores depositaban a sus muertos en lugares cercanos o debajo de sus casas, que cubrían con piedras de cantos rodados y eran acompañados de ofrendas compuestas por objetos de cerámica y lítica.

“Estos hallazgos fueron ampliamente difundidos por los medios de la época. Como consecuencia, muchos visitantes llegaron a conocer este sitio, por lo cual Manuel Gamio decide en 1918 crear uno de los primeros museos de sitio. Durante los años cincuenta y sesenta, junto con la zona arqueológica de Cuicuilco y Ciudad Universitaria, fue parte de la ruta cultural más importante en el sur de la ciudad de México”, cuenta José Ignacio Sánchez Alaniz.

El museo escondido de Copilco
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Estudiantes recorren la sala de exposición de la zona arqueológica de Copilco en 1960. Foto: INAH.

“El museo contaba con tres secciones principales: en la primera se destacaban los procesos geológicos y vulcanológicos; la segunda mostraba algunos enterramientos in situ, y en la tercera se presentaban nichos con materiales culturales del Arcaico o Preclásico y mexicas” continúa el director del proyecto “Copilco: un sitio arqueológico del Pedregal de San Ángel”.

El museo escondido de Copilco
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Entrada a uno de los túneles excavados en la fachada de la cantera de Copilco. En su interior se instaló el museo de sitio. Imagen de los años 60. La gráfica a color corresponde al año 2015. Foto: INAH.

En la década de los 40, Copilco y su museo de sitio sufrieron filtraciones de agua y humedad que dieron comienzo a un deterioro que no tuvo freno. A finales de los 60 los juegos olímpicos dirigen la atención de nueva cuenta hacia Copilco. Sin embargo, debido a las precarias condiciones y humedad, en los años 80 se decidió cerrar el sitio y el museo.

El museo escondido de Copilco
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En la zona arqueológica de Copilco se excavó mediante cuatro túneles o “socavones exploradores” hechos bajo una capa de lava de varios metros. Gracias a esas excavaciones se localizaron entierros de adultos y niños depositados directamente en el suelo o en fosas cilíndricas. En las imágenes se observa parte del museo de lava de Copilco. Foto: INAH.

El arqueólogo José Ignacio Sánchez Alaniz, explica que en 2012, el Instituto Nación de Antropología e Historia (INAH) planteó retomar las investigaciones en la zona, y se creó el proyecto “Copilco: un sitio arqueológico del Pedregal de San Ángel”. Un año después comenzaron los trabajos con nuevas tecnologías y la participación de otras disciplinas, como vulcanología, geología, y biología, a partir de entonces se han realizado estudios estratigráficos especializados que arrojan luz sobre una posible aceptación volcánica previa al Xitle. Las muestras de ceniza se están analizando para desentrañar su origen.

El museo escondido de Copilco
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Los arqueólogos no se dan por vencidos en su búsqueda por nuevos datos que resuelvan la incógnita de la ocupación temprana de la cuenca de México, aunque tonelada de lava petrificada se interpongan para saber más de este lugar de luciérnagas, significado en náhuatl de Copilco.   

Este 2017, a 100 años de las excavaciones realizadas por Manuel Gamio, en el número 110 de la Avenida Victoria, predio que ocupa la Dirección de Registro Público de Monumentos y Zonas Arqueológicos e Históricos del INAH, se realizan nuevas exploraciones para conmemorar un siglo del descubrimiento del Copilco Prehispánico.

El museo escondido de Copilco
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En la imagen en blanco y negro de 1917, Manuel Gamio y otros arqueólogos con restos óseos encontrados en el túnel 3, en la zona arqueológica de Copilco. Foto: INAH.

Foto Principal:

En la imagen correspondiente a 1918, se observa la cantera de Copilco como telón. El personaje a la derecha es el arqueólogo Manuel Gamio. Crédito: Archivo histórico del Instituto Nacional de antropología e Historia (INAH).

Fotos:

Colección Villasana-Torres. Archivo histórico del Instituto Nacional de antropología e Historia (INAH). Colección: Archivo Casasola.

Fuentes:

Entrevista José Ignacio Sánchez Alaniz, director del “Proyecto Copilco: un sitio arqueológico del Pedregal de San Ángel”. “Copilco: una aldea del Preclásico sepultada por la lava. Exploraciones iniciales”, en Revista Arqueología Mexicana. arqueologia.inah.gob.mx. “Copilco, una cápsula del tiempo bajo la lava” inah.gob.mx/es/boletines/364-copilco-una-capsula-del-tiempo-bajo-la-lava. YouTube: “Sitio prehispánico de Copilco. La ciudad de abajo”, “A cien años de su descubrimiento. Copilco, bajo un mar de lava”.

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