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Una investigación descubrió que el análisis de las diferentes capas que componen a la retina es uno de los biomarcadores más efectivos para diagnosticar de manera temprana el alzhéimer.
Los participantes en que se llevó a cabo la observación eran familiares de pacientes con la enfermedad neurodegenerativa que no presentan ninguna dificultad en la memoria.
La Universidad Complutense de Madrid (UCM) requirió que las personas no presentarán ninguna alteración o enfermedad ocular que produjera una mala interpretación de los resultados, ya que los cambios de grosor en la zona central del ojo son una de las manifestaciones que detectan el malestar.
La investigación de tres años contó con la participación de 64 personas, de las cuales sólo 35 de ellas tenían algún familiar con la enfermedad.
José M. Ramírez, director del Instituto de Investigaciones Oftalmológicas Ramón Castroviejo (IIORC), explicó que “este estudio confirma que los primeros cambios en la retina, que es una proyección del cerebro, se producen muy pronto en alzhéimer, siendo la zona macular la más afectada”.
Inés López Cuenca, investigadora del IIORC, expuso que el uso de la Tomografía de Coherencia Óptica (OCT) permitió observar adelgazamientos significativos en diversas capas de alrededor de siete micras, cambios que pueden parecer pequeños, pero que en realidad son de mucha importancia.
La científica manifestó que conocer la situación de familiares que aún no desarrollan pérdida de memoria es muy valioso, pues esto permitirá valorar el riesgo que corren de padecer la patología y para realizar nuevos ensayos que generen fármacos que combatan el avance de la misma.