“La investigación científica sólo se puede desarrollar en un ambiente de laicidad”, afirmó el científico mexicano Antonio Lazcano en la conversación “¿Cuáles medidas estructurales para el desarrollo de la ciencia requiere nuestro país?”, realizada en el marco de la FIL de Guadalajara.

“Me preocupa enormemente que paralelo a la actitud antiintelectual que se expresa desde la Presidencia tengamos un debilitamiento cada vez mayor de la laicidad”, expresó el miembro de El Colegio Nacional sobre un evento en Tijuana, donde hace tiempo el presidente López Obrador “convirtió el podio en un púlpito”, subió a un cura católico y luego a un predicador protestante.

Lazcano dijo que la libertad académica es una función absolutamente indispensable para que la ciencia se pueda desarrollar de una manera adecuada; un tema en el que coincidió la investigadora del CIDE Lorena Ruano, quien dijo que “reglas claras, presupuesto y libertad académica son esenciales para el desarrollo de una política científica, y estos tres elementos en estos momentos han sido muy mermados”.

En el encuentro moderado por Mauricio Merino, Ruano habló de la necesidad de una política científica, pero que “con la extinción de los fideicomisos, sin recursos y sin reglas claras el sector científico está con muchas dificultades”, y agregó que vemos cómo el pensamiento científico está “relativizado” y hay “un regreso de los fanatismos y de la ilustración”.

Lourdes Morales Canales, de la Red por la Rendición de Cuentas e investigadora del CIDE, dijo que “en un escenario como el mexicano donde las políticas públicas están desconectadas del sector científico, de nada sirve lo que se produce desde la ciencia y la tecnología”.

En su participación, José Roldán Xopa, especialista en derecho administrativo, dijo que se tiene que entender a la investigación científica como una libertad y es necesario pensar a la ciencia como un bien público.

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