Un coloso en los confines de Rusia ha despertado de un letargo de siglos.

El volcán Bolshaya Udina, que se creía extinto en la península de Kamchatka, entró nuevamente en actividad.

No sabe cuándo fue la última vez que entró en erupción, pero ahora los expertos temen que podría producir un evento "similar" al que destruyó Pompeya y Herculano hace casi 2.000 años.

Según una investigación publicada en el Journal of Volcanology and Geothermal Research, las primeras señales se detectaron el año pasado, cuando tras varios reportes, se constató una actividad sísmica inusual debajo de la montaña.

Un equipo de investigadores de Rusia, Arabia Saudita y Egipto comenzó a monitorear la zona e instalaron cuatro estaciones sísmicas.

De acuerdo con el estudio, entre octubre de 2017 y febrero de este año se detectaron más de 2.400 eventos sísmicos, lo que contrasta con los 100 que se reportaron entre 1999 y 2017.

"Estas actividades sísmicas pueden indicar la presencia de intrusiones de magma con un alto contenido de fluidos, lo que puede justificar el cambio del estado actual de este volcán de extinto a activo", escribieron los investigadores.

Los expertos observaron además una conexión del volcán con la llamada zona de Tolud, un área que se cree que almacena grandes cantidades de magma en la corteza inferior de la Tierra.

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Se cree que llamada zona de Tolud almacena grandes cantidades de magma en la corteza inferior de la Tierra.

"Sobre la base de los resultados de este estudio, llegamos a la conclusión de que durante 2018, la fuente de magma de Tolud parecía haber construido otro camino hacia el Bolshaya Udina", indica el estudio.

De acuerdo con los especialistas, se desconoce cuándo el volcán entrará en erupción o si lo hará, aunque los datos recopilados hasta ahora indican que, de ocurrir, podría tener consecuencias "catastróficas".

¿Qué se sabe del volcán?

El Bolshaya Udina es un estratovolcán ubicado en el centro del grupo montañoso Kliuchevskoi en la península rusa de Kamchatka.

Tiene unos 3.000 metros de altura y se desconoce cuándo fue la última vez que entró en erupción.

Pero el hecho de que el volcán haya estado inactivo por tanto tiempo hace temer a los científicos sobre las consecuencias de una nueva erupción.

"Recuérdese Pompeya: el despertar del Vesubio fue precedido por una pausa de varios miles de años. Y una erupción en 1600 en Perú provocó un enfriamiento en Europa y hambre en Rusia", explicó a la revista Ciencia en Siberia el autor principal del estudio, Iván Kulakov.

¿Por qué lo asocian con el Vesubio?

En entrevista con el canal France 24, Kulakov, también director adjunto del Instituto de Geología y Geofísica de la Academia de Ciencias de Rusia, explicó que el principal problema con el Udina es la acumulación de materiales que ha sufrido a lo largo de los siglos.

"La superficie de un volcán inactivo durante miles de años se vuelve muy rígida y la presión que contiene es muy fuerte, lo que puede causar una gran explosión, como fue el caso del Vesubio (el volcán que explotó en el año 79 D.C. y destruyó por completo Pompeya)", señaló.

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Los científicos analizaron las ondas sísmicas provenientes del Udina.

De acuerdo con Kulakov, otro de los elementos que hace asociar a los científicos al Udina con el Vesubio es la composición de las rocas entre ambos volcanes, lo que la actividad podría provocar eventos similares.

Sin embargo, en entrevista con CNN, el científico consideró que las probabilidades de que el volcán entre en erupción son del 50%.

También "podría simplemente liberar la energía sin problemas en unos pocos meses o puede desaparecer sin ninguna erupción", dijo.

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