Un grupo de investigadores del Instituto de Ecología de la UNAM, en colaboración con el Laboratorio Nacional de Ciencias de la Sostenibilidad, desarrolla un sistema agrosilvopastoril que se pueda replicar para propiciar la ganadería sostenible, promover la reforestación y mantener la biodiversidad en México.

“Buena parte de las selvas y los bosques mexicanos es arrasada para sembrar pasto destinado a alimentar ganado, que en poco tiempo deja de ser productivo”, asegura Rocío Santos Gally, investigadora del programa Cátedras CONACyT en la UNAM, adscrita actualmente al Departamento de Ecología Evolutiva del Instituto de Ecología.

Junto con el peso del ganado, que todos los días pisa el mismo sitio en los pastizales que crecen en zonas elevadas y, por lo tanto, con pendientes, la lluvia y la geografía accidentada de México contribuyen muy rápido a que haya deslaves de suelos.

Además, en estos pastizales, que fungen como “islas de desierto” en gran parte del territorio mexicano, sobre todo en climas tropicales, se presentan altas temperaturas que causan deshidratación en el ganado, lo que afecta su productividad.

“Islas de vegetación”

“El objetivo del proyecto es cambiar la ganadería convencional por un procedimiento más sostenible, en el que haya una conectividad entre pastizales y selvas, pero sin perder la capacidad de producción ganadera.”

Los investigadores de la UNAM han creado, de manera experimental dentro de los pastizales, “islas de vegetación” que amortiguan el calor y el deslave de suelos en un rancho ubicado cerca de la laguna de Sontecomapan, en Los Tuxtlas, Veracruz.

Estas “islas de vegetación”, formadas con especies de árboles provenientes de la misma selva, permitirán disminuir la temperatura en pastizales y evitar la pérdida de suelo por escurrimiento ocasionada por las lluvias.

También propiciarán —por medio de animales polinizadores y dispersores de semillas— una conectividad con los fragmentos de selva o bosque que quedan alrededor de los pastizales. Otro servicio ecosistémico que prestarán cuando los árboles ya sean grandes es la captura de carbono.

“Así intentaremos disminuir poco a poco los niveles de dióxido de carbono, uno de los gases más importantes del efecto invernadero y del calentamiento generalizado del planeta.”

Asimismo, se introducirán muchas plantas con vaina, como las leguminosas (habas y frijol), que serán una gran fuente de proteínas para los animales, pues tienen altas concentraciones de nitrógeno. Con este tipo de alimentación se espera obtener más leche y carne del ganado.

Ya se gestiona la participación de la Facultad de Medicina Veterinaria y Zootecnia para evaluar el efecto del sistema agrosilvopastoril en el rendimiento del ganado, así como del Instituto de Investigaciones Sociales para diseñar un sistema modelo que pueda replicarse en otras partes del país.

Primeros resultados, en tres años

Como parte del proyecto se han recolectado alrededor de 7 mil semillas de diferentes especies de árboles que ya están creciendo bajo la supervisión de los pobladores de la zona. Y un estudiante de Biología determina, mediante análisis de suelos, las diferencias entre el terreno del pastizal y el de la selva para tener una línea base.

Dentro de tres años se tendrán los primeros resultados. Como las plantas crecen en poco tiempo se verá un cambio muy grande no sólo en el pastizal, la parte de arriba, sino también en el suelo, la de abajo, que cambia rápidamente y donde está lo que sostiene todo lo de arriba: el microbioma, es decir, las bacterias y otros microorganismos fundamentales en el mantenimiento de las especies.

“Este sistema no es nuevo. Ya se ha aplicado en Colombia y Brasil con efectos positivos. El proyecto mexicano aprovecha esas experiencias, pero al aplicar la ecología evolutiva con la introducción de ‘islas de vegetación’ jugamos con la diversidad filogenética de las especies para obtener resultados más potentes”, indica Santos Gally.

El trabajo de los investigadores universitarios se extenderá a lo largo de 10 años. La meta para Santos Gally es recopilar los datos del proceso experimental y de los servicios ecosistémicos logrados, pero sobre todo disponer de manuales que permitan poner en funcionamiento este sistema agrosilvopastoril, replicarlo y expandirlo a otras regiones de México.

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