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Un mapa que permite conocer en dónde se ubican las principales fracturas que afectan la infraestructura de la Ciudad de México fue terminado por expertos del Centro de Geociencias (CGeo) de la UNAM.
El proyecto permitió identificar la vulnerabilidad física del suelo de la Ciudad de México y estimar la fragilidad social en zonas de fracturamiento, pues este problema afecta de diferente manera a la población, dependiendo del nivel socioeconómico.
Sobre el origen de las fracturas en nuestra metrópoli, la investigadora precisó que el principal motivo es el contraste entre los materiales volcánicos y los de relleno del lago.
“Se debe estudiar cada zona, porque los contactos litológicos son planos de debilidad, con una distribución distinta en las zonas de transición o de pie de monte, montañosas o lacustres. Por ello, además de conocer los efectos de los sismos en estos tipos de suelo, es importante saber qué tan susceptibles son de fracturarse”, explicó
Dora Carreón Freyre, investigadora y responsable académica del Centro de Evaluación de Riesgo Geológico (CERG) de la delegación Iztapalapa.
Al comparar los mapas de fracturas con los sitios dañados por los sismos de 1985 y 2017, se identificó que los edificios colapsados se sitúan en las zonas con más fracturas, especialmente en las delegaciones Benito Juárez y Cuauhtémoc. “Ambas se ubican en una especie de fosa delimitada por dos fallas, que atraviesan la ciudad de norte a sur”.
En el caso del área de gran afectación al sur de Iztapalapa, limitando con Tláhuac, señaló que se trata de fracturas que ya estaban reportadas y que en el último sismo se manifestaron como desplazamientos verticales del suelo, de casi un metro.
“La distribución de las fracturas en la base de la ladera de la Sierra de Santa Catarina, en Iztapalapa, es muy similar del otro lado, en Tláhuac, y también en Xochimilco, en la base de la ladera de la Sierra Chichinautzin. Existe una relación directa entre la aparición de las fracturas y las áreas de contraste entre la zonas del lago y los edificios volcánicos”, dijo la especialista.
Para Carreón Freyre, la extracción del agua es el factor que detona y pone en evidencia las debilidades que ya existían en el suelo, pues por el estrés hídrico el subsuelo se consolida y se compacta, y las irregularidades y discontinuidades que ya estaban comienzan a manifestarse o propagarse hacia la superficie, explicó.
La universitaria reconoció que el agua es un recurso indispensable, por lo que es fundamental mejorar la gestión del recurso subterráneo en zonas urbanas; además, resaltó, las fracturas no son aleatorias, se pueden cartografiar y predecir hacia dónde se propagarán, que es el objeto de este trabajo.
Asimismo, recordó que la CDMX se hunde en promedio de 20 a 30 centímetros al año, por lo que esos desplazamientos deben ser considerados en un plan de reconstrucción a corto y mediano plazos.
Para este trabajo, además de los recorridos por la Ciudad de México, Carreón Freyre y su equipo buscaron material bibliográfico y los mapas de riesgo en cada una de las delegaciones políticas. Sin embargo, sólo cuatro demarcaciones cuentan con esta herramienta y ninguna está actualizada.
El material busca proporcionar información valiosa para la planeación de la reconstrucción de la urbe luego del sismo del pasado 19 de septiembre que provocó multiples daños en diferentes zonas de la Ciudad.
“Esta investigación fue hecha para la metrópoli y no sólo para un grupo reducido de personas. Lo ideal es que la información sea aprovechada como base para definir cualquier plan de desarrollo urbano encaminado a implementar sistemas de monitoreo y prevención, así como medidas de mitigación adecuadas para cada tipo de fracturamiento”, finalizó.
***De acuerdo con la UNAM, el mapa aún no puede ser consultado en línea por los usuarios porque se está trabajando en los últimos detalles, pero, es probable, que la sigueinte semana ya se encuentre listo.