Huellas de hace 10 mil años descubiertas en Nuevo México describen la lucha encarnizada de un perezoso gigante, hoy extinto, con humanos que le rodearon para darle caza.

Numerosos animales grandes como el perezoso gigante , la llamada megafauna, se extinguieron al final de la Edad de Hielo. No se sabe si la caza fue la causa, pero la nueva huella de evidencia nos dice cómo los cazadores humanos se enfrentaron a esos temibles animales y muestra claramente que lo hicieron, de acuerdo con la nueva investigación, publicada en Science .

Estas huellas se encontraron nada menos que en el White Sands Missile Range, un polígono militar ubicado cerca del sitio nuclear de Trinity, famoso porque fue donde se realizó el primer ensayo de una bomba atómica . El hallazgo se produjo en el lecho de un lago hoy seco y cubierto de sal. La megafauna de la Era de Hielo dejó huellas en estos pisos, al igual que los humanos que los cazaron. Las huellas son notables , ya que están a solo unos centímetros debajo de la superficie y, sin embargo, se han conservado durante más de 10 mil años.

Hay huellas de perezoso gigante, de mastodonte, mamut, camello y lobo. Estas pistas se conocen coloquialmente como "pistas fantasma" ya que solo son visibles en la superficie durante condiciones climáticas específicas, cuando las costras de sal no son demasiado gruesas y el suelo no está demasiado húmedo. La excavación cuidadosa es posible en las condiciones adecuadas y revela algunas características sorprendentes.

Entre ellas, destaca una serie de huellas humanas dentro de las impresiones de perezosos. En la nueva investigación, los autores liderados por David Bustos, biólogo del National Park Service de Estados Unidos, sugieren que los humanos se metieron en las huellas de los perezosos mientras los acechaban para matarlos. Así, se han identificado grandes "círculos agitados" que registran al perezoso levantándose sobre sus patas traseras y balanceando sus patas delanteras, presumiblemente en un movimiento defensivo y de barrido para mantener a raya a los cazadores. Cuando se balanceó, puso sus nudillos y garras hacia abajo para estabilizarse.

Estos círculos siempre están acompañados por huellas humanas. En un área amplia, vemos que donde no hay huellas humanas, el perezoso camina en línea recta. Donde la huella humana está presente, las huellas de los perezosos muestran cambios repentinos en la dirección que sugieren que el perezoso estaba tratando de evadir a sus cazadores.

Juntando el rompecabezas, se concluye que el animal se vió rodeado por una horda de personas que dejaron rastros a lo largo del borde de una playa plana de aquel antiguo lago. El animal fue distraído por un cazador de acecho, mientras que otro se adelantó e intentó dar el golpe mortal .

En este momento, al final de la última glaciación, las Américas estaban siendo colonizadas por humanos que se extendían por las llanuras de las praderas. También fue un tiempo de extinción de animales. Muchos paleontólogos están a favor del argumento de que el exceso de caza humana condujo a esta ola de extinción y para algunos se ha convertido en un emblema del impacto humano temprano en el medio ambiente . Otros argumentan que el cambio climático fue la verdadera causa y que nuestra especie es inocente, señalan los investigadores.

jpe

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