Así que por fin te saliste de casa de tus padres. Lo primero que tienes que saber, que no muchos logran lo que acabas de hacer. Por desgracia, en México, hacerlo no es una tarea fácil, y la generación millennial —aquellos jóvenes nacidos aproximadamente entre 1985 y 2000, las fechas varían según los estudios— hoy se enfrentan a condiciones mucho más adversas de las que enfrentaron sus padres.

Los bajos salarios, la saturación de las grandes ciudades y por consiguiente, el elevado costo de las viviendas —tanto comprada como rentada— son condiciones que no facilitan a los jóvenes de hoy emprender el vuelo tan fácilmente como lo pudieron hacer sus abuelos, o en menor medida, sus padres.

Pero si lo lograste, has hecho la mitad de la tarea. Ahora te toca cuidar cada peso que entre a tus arcas, porque ahora que vas a vivir solo experimentarás de forma directa lo que es tener que pagar todos los gastos que lleva mantener un hogar. No es por asustarte, pero es mejor estar prevenido a que los gastos te aborden por sorpresa y desaten una crisis financiera.


¿Fiesta?

Seguramente tu primera reacción será celebrar. Hacer una fiesta está excelente, incluso, si estás pensando en una fiesta de bienvenida, puedes organizar una que considere que los invitados lleven algún utensilio de cocina o algún elemento para tu nuevo hogar, no tiene que ser caro, date por bien servido con un limpiatrastes. Esto, además de que te ayudará, podría volverse divertido.

Aquí hay que ponerle acento a un aspecto: ten cuidado con que esta celebración se vuelva algo cotidiano. ¿Por qué? Porque si dejas que eso pase seguramente va a terminar golpeando a tu cartera. Las comidas fuera de casa y el alcohol se pueden convertir en un lastre para el bolsillo, sobre todo si no lo planeas.

Tan sólo un cálculo. Supón que te tomas cinco cervezas en una salida de viernes —si te tomas esta cantidad eres considerado un bebedor consuetudinario, es decir, uno que lo hace de costumbre—, las cuales cuestan 35 pesos, por lo que pagas 175 pesos. Pero también pediste una hamburguesa con papas, la cual cuesta 70 pesos. En total, estarás pagando 245 pesos. Imagina que eso lo repites el sábado también, por lo que en el fin de semana gastaste 490 pesos. Repite eso por cuatro semanas, con un resultado de mil 960 pesos.

¿Qué podrías haber hecho al mes con ese dinero? Pagar todos los imprevistos que te surgirán, por ejemplo. Porque tienes que saber que cuando te mudas pueden surgir muchos gastos fuera del presupuesto básico de pagar la renta, el depósito del departamento y los muebles nuevos. Probablemente encontrarás focos fundidos, alguna fuga de agua, alguna cerradura que no funciona, alguna ventana que está atascada o una lavadora que necesita revisión.

Todo eso necesitará recursos extra que de poco en poco van formando una suma que puede volverse considerable. La recomendación de un treintañero que tiene que varios años viviendo solo es que incluso tengas prevista la cantidad de dos rentas para enfrentar estos gastos de plomero, electricista, etcétera.

Entre estos gastos imprevistos están, por ejemplo, todos estos artículos de limpieza que nunca se consideran dentro del presupuesto.

“Esos gastitos como detergentes, limpiapisos, estropajos para trastes, bolsas de basura, y cosas de ese tipo, que no sabías que existían y pensabas que eran de generación espontánea, realmente sangran la cuenta bancaria”, cuenta otro treintañero al que le pasó.


El rey de las finanzas

Si no lo tienes, empieza a hacer un presupuesto en el que incluyas todos los gastos que vas a tener en esta nueva vida porque desequilibrarse es muy sencillo. Si en casa de tus padres ni cuenta te dabas de que alguien pagaba los servicios —no sólo por el dinero sino que alguien estaba atento a que no se pasaran las fechas de pago—, aquí todos esos gastos están ahora bajo tu responsabilidad. Así que enlista todos estos gastos fijos y variables. En cuanto te caiga el dinero, deshazte de ellos lo antes posible. Hacer esta lista también te va a permitir prevenir cualquier gasto extemporáneo o imprevisto y planear una estrategia financiera para afrontarlo.

Si estás por comprar muebles, piensa primero en lo indispensable: tu cama, una mesa y un par de sillas para que puedas comer y algunos utensilios para que puedas cocinar. El resto lo irás comprando poco a poco.

Si te mudas en noviembre, por ejemplo, espera a las rebajas de enero para empezar a hacerte de tus cosas poco a poco. No hay prisa y tu hogar lo irás construyendo día con día. Considera también asistir a bazares en los que puedas comprar muebles o utensilios de segunda mano. En muchas ocasiones que un sillón nuevo no hace la diferencia con uno usado.

¿Qué vas a comer?

Pedir pizza e ir por refrescos al Oxxo puede funcionar los primeros días, pero tienes que pensar en la despensa de una manera más seria. Este tipo de establecimientos de conveniencia suelen vender los productos a precios más altos de lo que te costaría en un supermercado o mucho mejor, en un mercado de barrio. Y esto aplica a todo tipo de productos, desde instrumentos de limpieza hasta comestibles.

Todo suele ser más caro en estas tiendas porque su fuerte es, precisamente, la conveniencia. Estar disponible cuando nadie lo está, por supuesto, a un costo mayor.

Ahora bien, ya que te dirijas a hacer la despensa piensa que los precios varían considerablemente de un lugar a otro. Por ejemplo, en LaComer de Santa María la Ribera un queso Oaxaca de 400 gramos cuesta 49.90 pesos, mientras que en el Sumesa de la sucursal de la calle de Oaxaca (en la colonia Roma) cuesta 59.90, según la herramienta “Quién es quién en los precios” de la Procuraduría Federal del Consumidor. Incluso entre las sucursales de una misma cadena, por zonas puede variar el precio, así que llegó la hora de empezar a comparar, hacer una lista de qué es lo que necesitas y de no ir al supermercado con hambre.

Empieza a construir tu futuro

Si antes no lo hacías es un gran momento para iniciar. Ahorrar siempre será esencial para empezar a construir tu patrimonio. No sólo se trata de que hagas un fondo de emergencia que pueda servirte para enfrentar imprevistos como una fuga de agua, sino que empieces a pensar en qué va a ser de tu futuro a largo plazo.

Por desgracia, ésta no es una constante en los jóvenes. “Al igual que otros segmentos de la población, los millennials ven el ahorro predominantemente como un mecanismo para enfrentar una emergencia o adquirir un bien inmueble”, según la encuesta ¿Qué piensan los millennials mexicanos del ahorro para el retiro?

Solo uno de cinco lo ubica como un mecanismo para mejorar su retiro, pero este ahorro que apenas empiezas necesita considerar estos dos aspectos, tanto un fondo de emergencias como una fracción destinada al largo plazo, es decir, al retiro. Porque aunque ahora se ve lejano, algún día vas a ser viejo.

Este fondo de emergencia debe ser de al menos tres meses de tu sueldo.

Google News

TEMAS RELACIONADOS

Noticias según tus intereses