A principios de este año, ya se vaticinaba complicado por una serie de sucesos como la renegociación alargada e incierta del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) y las elecciones del 1 de julio; sin embargo, ahora se añade un factor adicional, la posibilidad de que la Reserva Federal (Fed) suba agresivamente su tasa de referencia.

Dos noticias de indicadores macroeconómicos reiteran dicha perspectiva en una economía que da visos de marchar sostenidamente y con una tasa de desempleo de apenas 4.1%. La primera, es la relativa al informe de enero, donde se anunció que los salarios crecieron a una tasa anual de 2.9%, más de lo esperado y superando la tasa promedio de 2.6% de los últimos 12 meses.

La segunda es sobre el mismo informe de inflación al consumidor en el primer mes del año, la cual subió 0.5% superando la expectativa.

Así la inflación anual se ubicó en 2.1%. Por su parte, la inflación subyacente (descontando alimentos y energéticos) se elevó en enero 0.35%, cifra no vista desde febrero de 2015 y por encima de 0.24% de diciembre de 2017 y de 0.27% registrado en enero de 2016.

El acumulado de los últimos 12 meses ya totaliza 1.8%

Ambos indicadores podrían ser un aviso de una burbuja inflacionaria que induciría a la Fed a tomar una posición más agresiva bajo el liderazgo de Jerome Powell. Por lo que es casi indiscutible que el próximo 21 de marzo en que habrá reunión del Comité de Mercado Abierto, se anuncie otro aumento de la tasa de fondos federales que está ya en el rango de 1.25% a 1.5%, frente a prácticamente cero hace tres años. Se estima que dicha tasa llegue a 2.25% en 2018, ya que pueden haber incrementos este año de hasta 50 puntos base en cada ocasión, en relación a los 25 puntos que son los aumentos tradicionales.

Adicional a estos factores están otros, tales como el repunte de los precios de las materias primas, en particular de energéticos, desde mediados del año pasado y el sobre estímulo a la economía por el paquete fiscal de Trump recién aprobado por el Congreso.

Por estas razones, la expectativa de tres alzas en la tasa de referencia este año, es casi seguro que se quede corta y se dé una cuarta.

Para Mexico, esta situación le pone en alerta en relación a sus tasas de interés y al tipo de cambio. Es por eso que no debe de sorprender el aumento en 25 puntos base a su tasa de referencia, llevándola a 7.50%, el pasado 8 de febrero y lo más probable es que surja un incremento similar en marzo.

Estos aumentos continuarán en función de la velocidad que tome la política de normalización de la Fed y la evolución de la inflación interna, por lo que la tasa de referencia del Banco de México es muy seguro que sea superior a 8% este año.

Este es el precio que habrá que pagar para no provocar una desbandada de capitales al extranjero, que induzca una depreciación acelerada del peso.

Muchos factores contingentes, en una economía frágil en sus finanzas públicas y con un crecimiento que apenas supera e 2%; sin duda este año no pinta fácil.


Directora del Instituto de Desarrollo
Empresarial Anáhuac en la Universidad
Anáhuac, México Norte
Email: idea@anahuac.mx

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