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El gobierno de Estados Unidos notificó a su Congreso que tiene intención de firmar un convenio comercial con México, y que los canadienses se unirán, si lo “desean”, en los próximos días. Ante ello, el futuro del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) está en duda, mientras que se mantiene la posibilidad de un acuerdo bilateral entre mexicanos y estadounidenses.

Ayer expiró la ventana de oportunidad para que el mandatario estadounidense, Donald Trump, notificara a los congresistas que en los próximos 90 días pretende firmar la renegociación del TLCAN o un acuerdo comercial bilateral.

Al no haber consenso entre estadounidenses y canadienses que los llevara a concretar, a tiempo, la renegociación del TLCAN, la salida de Trump fue enviar una misiva al Congreso en la que explicó que, en principio, se tratará de un convenio comercial con México al que Canadá podrá unirse, “si es que lo desea”.

La Casa Blanca emitió un comunicado en el que afirmó: “Hoy el presidente notificó al Congreso su intención de firmar un acuerdo comercial con México —y Canadá si es que lo desea— en los próximos 90 días. El acuerdo es el más avanzado en estándares laborales en todo el mundo. En las próximas semanas, Congreso, asesores de la sociedad civil y del sector privado podrán revisar el acuerdo”.

En la carta, Trump no descarta la posibilidad de un acuerdo trilateral: “Hemos estado negociando a lo largo de un año con Canadá. Y esta semana continuó en todos los niveles. Las conversaciones seguirán y registran progreso”. Sin embargo, las discusiones se retomarán hasta el próximo miércoles.

“Estamos tratando que ojalá se incorpore Canadá, que sea tripartito, como fue en su origen, que no sea un acuerdo bilateral”, opinó sobre el anuncio de la administración Trump el presidente electo, Andrés Manuel López Obrador.

Procedimiento. La intención presentada por la administración Trump es clara: firmar un acuerdo con México y, si las negociaciones llegan a buen puerto, también con Canadá. Bajo la Autorización para la Promoción del Comercio (Trade Promotion Authority, TPA), también conocida como fast-track, el gobierno debía presentar su carta de intención de firma y de ahí empezar la cuenta atrás de 90 días antes de la ratificación.

En un máximo de 30 días después de la notificación se debe entregar un primer texto detallado para que los congresistas puedan analizarlo, como “árbitro último”: o se acepta tal y como se presenta, o se rechaza. No hay opción de enmiendas o cambios.

“Sesenta días después tendremos la firma del presidente”, explicó un alto funcionario de la administración, quien prefirió mantenerse en el anonimato, en una llamada con periodistas para explicar el proceso.

Hasta el día 90 se pueden hacer cambios sin problema, lo que permite a los negociadores tener margen de maniobra para terminar de cerrar los pendientes. Los primeros que habrá de solucionar son los bilaterales entre EU y Canadá; tras ello vendrá la consolidación de asuntos trilaterales.

Estrictamente, el Congreso dio permiso a Trump de renegociar el TLCAN trilateral, y si finalmente es sólo con México, hay dudas sobre qué pasará, o si se ajusta a lo autorizado.

“En este proceso hemos sido muy transparentes con el Congreso”, se escudó el funcionario, quien sin embargo asumió que “hay riesgo de interpretación del estatuto del TPA”.

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