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Los agroproductores de México, Estados Unidos y Canadá temen que en algún momento de la renegociación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) el gobierno del presidente Donald Trump plantee “aranceles temporales” a productos como el jitomate, como medida para proteger a las empresas del vecino país.

Además, hay preocupación por la posible eliminación del capítulo de solución de controversias para subsidios y antidumping —venta de productos por debajo del precio de mercado— porque la mayor cantidad de casos de este tipo se registran en el sector de hortalizas y frutas.

En conferencia, representantes de empresas de los tres países, como Mario Andrade, de Aneberries; Kevin Murphy, CEO de Driscoll’s; Tom Stenzel, presidente de United Fresh Produce Association; Steve Barnard, CEO de Mission Produce, y Carlos Visconti, de Red Sun Farms, explicaron que el tratado comercial trilateral trajo beneficios y debe mantenerse el principio de no dañar. El proceso actual debe encaminarse a modernizar o ajustar el TLCAN, pero no cambiar lo que funciona del acuerdo.

Los productores hortofrutícolas de los tres países coincidieron en que se requiere también integrar un acuerdo que permita la migración temporal de trabajadores agrícolas, porque en Canadá y en Estados Unidos se requiere de la mano de obra mexicana.

Visconti dijo que están en contra de que se impongan aranceles temporales a productos, como supuestamente piden productores de jitomate de Florida, porque sería un retroceso para el comercio, considerando que en ese lugar sólo se produce 13% del consumo del mercado estadounidense.

“La propuesta de poner barreras arancelarias por temporadas desaceleraría el consumo de vegetales y afectaría al consumidor final”, dijo.

Andrade, también vicepresidente del Consejo Nacional Agropecuario, comentó que el “sector agrícola no pidió negociar el TLCAN. “Nos subieron a la mesa y lo hicimos bajo el principio de no dañar lo que funciona; proponemos la modernización, pulir y afinar pequeños detalles que no existían y que hoy son una realidad”, dijo.

Añadió que de eliminarse el capítulo de solución de controversias, se incrementarían los costos de litigar los casos, porque se tendría que hacer en tribunales locales en lugar de que los resuelva un panel trilateral.

“No queremos dañar lo que se tiene, componer algo que no está descompuesto”, dijo el empresario en el quinto y último día de la segunda ronda de renegociación del TLCAN.

Stenzel afirmó que les interesa preservar el acuerdo, modernizarlo y no retroceder, así como integrar esquemas de movilidad de trabajadores pues requieren mano de obra.

“Hay problemas que tenemos que enfrentar, pero tenemos la confianza en que los negociadores podrán resolverlos, para traer más beneficios a los tres países”, afirmó.

Por ejemplo, detalló, la posibilidad de que desaparezca el mecanismo de solución de controversias preocupa porque es un esquema que debiera permanecer como está.

Murphy explicó que el TLCAN les permitió acceder a productos de bajo costo, tener un mercado estable y consistente. Dijo que hay complementariedad, de manera que si se imponen aranceles, “sería desastroso para los productores y revertiría los beneficios de los últimos 25 años”.

Sin embargo, dijo que hay espacio para mejorar aspectos relacionados con estándares laborales, propiedad intelectual, medio ambiente y evitar el proteccionismo. Agregó que permitir la entrada temporal de trabajadores es un punto que “debe de estar” incluido en el TLCAN.

Barnard, empresario canadiense, aseguró que el tratado es una historia de éxito y que ello debe de contarse, sobre todo a los consumidores.

Añadió que hay productos cuya proveeduría será difícil de sustituir, como el aguacate, ya que México es de los principales productores y no habría manera de encontrar otro.

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