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Con un escenario de nerviosismo en los mercados en tanto se conoce la dirección que tomará la política económica del gobierno de Andrés Manuel López Obrador, la calificadora Moody’s informó que la nueva administración tendrá un plazo de al menos un año para disminuir la incertidumbre de analistas e inversionistas.

“No se cambiará la calificación en el corto plazo. Vamos a estar muy atentos al equipo económico y a quien designe en Pemex y otras empresas productivas del Estado y ver qué se hace con promesas como los precios de las gasolinas y la revisión de contratos.

“Es muy improbable que se den en el corto plazo o el 1 de diciembre. Se evaluará por lo menos hasta el próximo año”, dijo el analista para México de Moody’s, Jaime Reusche.

En conferencia desde York, el especialista destacó que se espera volatilidad en el tipo de cambio, así como presiones en activos tanto de renta fija como variable, a la expectativa de conocer con claridad los mensajes que López Obrador y su equipo quieran dar durante el periodo de transición de cara al 1 de diciembre próximo.

“Durante la campaña vimos mensajes mixtos, muchos contrarios. Por un lado se habla de responsabilidad fiscal, pero también se busca expandir el gasto”, dijo Reusche.

La agencia, que pone a México con la nota A3 con perspectiva estable, dijo que la victoria de López Obrador aumenta riesgos al sector energético así como de volatilidad financiera.

Informó que es posible que se presente un congelamiento en algunas inversiones en tanto se definen las políticas del nuevo gobierno.

Añadió que hasta el momento no se han reunido con el equipo del nuevo gobierno y que esperan hacerlo.

El reto petrolero. Para la analista del sector energético de Moody’s, Nymia Almeida, una de las principales incertidumbres es el camino que el nuevo gobierno tomará con Pemex.

De acuerdo con la especialista, no hay claridad sobre el impacto que tendrá una reducción en la gasolina y si la administración entrante decidirá financiar la construcción de refinerías, una de sus promesas de campaña, con recursos de la petrolera.

“Pemex ha venido mejorando desde 2016; ha sido un camino doloroso y largo, pero salir representaría un riesgo para Pemex”, dijo la analista.

Almeida enlistó un posible aumento de deuda y falta de liquidez como riesgos para Pemex, lo cual provocaría una baja en su calificación.

Al momento, dijo que los inversionistas ven rentables las inversiones en el sector petrolero, con lo que, de mantenerse estable, los grandes flujos de capital seguirán presentes.

En la mira. Para Fitch Ratings, la calificación de México de BBB+ con perspectiva estable puede verse afectada ante un fuerte debilitamiento de la consistencia y credibilidad macroeconómica así como de las reformas estructurales durante la administración de López Obrador.

De acuerdo con la agencia, un aumento de la tendencia de la deuda del gobierno y el deterioro de los vínculos económicos, comerciales y financieros entre México y EU, también pueden reducir la inversión doméstica y las perspectivas de crecimiento.

La calificadora detalló que hay incertidumbre ante la postura que to mará el gobierno de Andrés Manuel López Obrador en materia fiscal, económica y energética, lo cual puede afectar la inversión.

Explicó que es posible que el gobierno de López Obrador evalúe la reforma energética. “Si bien es poco probable una enmienda constitucional para anular la reforma, el nuevo Presidente puede afectar la agenda de reformas estructurales mediante nombramientos importantes en Pemex, revisar los contratos asignados a firmas independientes y alterar el ritmo de futuras rondas”, dijo Fitch.

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