Los primeros cálculos indican que la economía mexicana ha crecido a un ritmo moderado durante este primer trimestre del año. Los únicos datos indican una caída del IGAE durante enero, que en términos desestacionalizados decreció 0.65% para colocarse en 111.8 puntos. Sin embargo, se espera que el crecimiento trimestral del PIB se encuentre entre 1% y 1.5%.

La dinámica económica del país resintió el ambiente adverso derivado de la prolongación de las negociaciones del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) y un escenario internacional incierto, debido al amago de la actual administración de Estados Unidos de comenza r una guerra comercial con varios países, en particular contra China. Sin embargo, existe la expectativa de que el crecimiento se acelere para el segundo trimestre y se mantenga el ritmo en la segunda mitad del año.


El frente del comercio internacional fue el más activo durante este primer trimestre. El país mostró avances en las negociaciones del TLCAN y el Tratado de Libre Comercio con la Unión Europea (TLCUEM) y existen buenas expectativas de que la negociación de ambos acuerdos culmine antes de las elecciones presidenciales. Lo anterior, debido a los próximos consensos en reglas de origen en el sector automotriz en el caso del TLCAN y a las indicaciones geográficas de productos agrícolas y agroindustriales en el caso del TLCUEM.

Adicionalmente, concluyeron de manera exitosa las negociaciones del CPTPP entre México y otros diez países, con lo cual se accede a un mercado potencial común de 500 millones de consumidores.


Por otro lado, el tipo de cambio del peso mexicano mantuvo una tendencia de apreciación. El peso inicio el año en 19.37 por dólar y se colocó en 18.29 pesos por dólar al inicio de abril; es decir, la moneda mexicana ha tenido una ganancia de más de un peso en este primer trimestre y se espera que se mantenga en ese nivel a fin de año.

La inflación acumulada al mes de marzo se colocó en 1.24%, mientras que la inflación anual para el mismo mes fue de 5.04%. Con este comportamiento, se comienza a observar una convergencia de la inflación gradual hacia el objetivo de Banco de México. Sin embargo, la autoridad monetaria central espera que la inflación para el segundo y tercer trimestre del año continúe por encima de 4%.

De esta manera, sería hasta el primer trimestre de 2019 cuando la inflación se encuentre en el rango de 3% con banda movible de un punto porcentual. Se prevé que durante abril, dada la reducción de las presiones inflacionarias, la tasa de interés de política monetaria se mantenga en su nivel actual de 7.5%.

Asimismo, la formalización de empleos continúa siendo una de las características más importantes de esta Administración. La tasa de desocupación se colocó en 3.3% durante febrero de 2018, con lo cual presentó una disminución con respecto al 3.5% de febrero de 2017.

A pesar del buen desempeño de la economía en la creación de empleos, la informalidad se ubicó en 56.6% para febrero de 2018, de modo que la disminución de la informalidad continúa siendo uno de los grandes retos históricos de la economía mexicana para aumentar la productividad del empleo y masificar la base de recaudación fiscal.

Tomando en cuenta el escenario económico planteado durante el primer trimestre del año 2018 y la carrera electoral del próximo 1° de julio cuando los mexicanos votaremos por un total de 3,416 cargos de elección popular, entre ellos al próximo presidente de México, el sector privado deberá contar y utilizar herramientas de vigilancia sobre el comportamiento de variables como la inflación, tasas de interés y reservas internacionales, a fin de eficientar el papel de la inversión privada, tradicionalmente conocida como uno de los motores del crecimiento económico.

El año electoral traerá consigo diversos retos que vendrán emparejados con enormes nichos de oportunidad. Por un lado, las propuestas para revitalizar el gasto en infraestructura y medidas de redistribución del ingreso son necesarias y bienvenidas para dinamizar el desarrollo económico, por lo que en las siguientes fases de las campañas será necesario identificar la viabilidad de las propuestas; deben también tener un marco de responsabilidad hacendaria y, más importante, ofrecer una revisión crítica sobre las políticas existentes, a fin de generar un contexto de certidumbre que promueva dicha inversión privada nacional e internacional y preserve la estabilidad macroeconómica. Trabajemos juntos en el futuro de nuestro país.

Vicepresidente de Consultores Internacionales S.C.

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