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La negociación entre México y el gobierno de Donald Trump para lograr que Estados Unidos eliminara el arancel de 25% al acero y de 10% al aluminio nacionales no prosperó el sexenio pasado por la división de la industria nacional y porque no se podía llegar a un arreglo sin Canadá, dijo el exsecretario de Economía, Ildefonso Guajardo.

Sin embargo, el subsecretario para América del Norte de la Secretaría de Relaciones Exteriores, Jesús Seade, dijo que bien puede llegarse a un acuerdo con Estados Unidos para eliminar el arancel al acero en un mes, se requiere decisión para hacerlo.

El funcionario consideró que debe entrarse a una negociación en la que se cambien los productos estadounidenses a los que se les impuso arancel en represalia por el impuesto al acero, porque, dijo, por ahora se mantiene la estrategia de la administración pasada.

“Tenemos que resolver lo del acero, hemos estado demasiado apegados a la lista de productos [que tienen represalias] de antes, pero una negociación rápida no eleva los costos de la industria automotriz, aunque si se tarda en resolverse, pero si se resuelve en dos semanas no afecta los costos”, aseguró Seade.

El comentario fue una clara alusión al mensaje que hizo Guajardo respecto a que no se impusieron aranceles a los mismos productos acereros a los que gravó Estados Unidos porque subirían los costos en las industrias, como en la automotriz.

Sobre cuándo se puede resolver el tema del acero, dijo que dependerá “de cuando nos decidamos a negociar”, pero puede ser en un mes la resolución. Sin embargo, no se ha entrado en un diálogo.

Durante el foro La Relación Comercio en América del Norte y el destino del T-MEC, que organizaron Baker McKenzie, el Consejo Mexicano de Asuntos Internacionales (Comexi) y Atlantic Council, el ahora exsecretario de Economía explicó por qué no se logró solucionar el problema del acero entre los dos países.

Dijo que cuando Estados Unidos decidió imponer aranceles de 25% al acero y de 10% al aluminio mexicanos, los industriales acereros del país pidieron que se les aplicaran medidas espejo a los productos del vecino del norte, es decir, que se gravara a los mismos insumos con el mismo porcentaje.

Pero no se hizo porque iba a restar competitividad a la industria nacional, como lo es a la automotriz, y por eso se decidieron imponer aranceles a bienes estadounidenses contemplados en 71 fracciones arancelarias, como los quesos, carne de puerco, vinos y manzanas.

Además de que Estados Unidos propuso imponer cuotas a México y pidió que hicieran excepciones a una planta estadounidense establecida en territorio mexicano, pero ellos no querían hacer lo mismo en reciprocidad.

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