La edición 55 del Super Bowl, el gran juego que cada año genera negocios por miles de millones de dólares en todo el mundo, enfrenta un mundo distinto a causa de la pandemia de Covid-19.

Las cuantiosas inversiones por escasos segundos de publicidad durante la transmisión del partido, el gasto en apuestas, así como la derrama económica por el turismo que recibe la ciudad sede —este año Tampa Bay, Florida—, se han visto seriamente afectados a causa de la emergencia.

Este año, el número de grandes fiestas organizadas para ver la final de la NFL en grupo serán muy inferiores a las de otros años, por las restricciones que existen en los estados de ese país.

Esta semana, el doctor Anthony Fauci, asesor médico en jefe del presidente de Estados Unidos, Joe Biden, advirtió que podría haber un aumento en los casos de contagio, si las personas realizan o asisten a las celebraciones del Super Bowl.

Pero no sólo habrá menos reuniones. El partido en sí mismo será el que tendrá menos público presente en la historia, pues a pesar de que el estadio Raymond James de Tampa tiene capacidad para 65 mil personas, la organización decidió que sólo se permita la entrada a 22 mil.

De ese total, 7 mil 500 serán trabajadores de salud que han sido vacunados y que recibieron una entrada de forma gratuita, en agradecimiento por su trabajo durante la pandemia.

Menos publicidad

Algunos de los grandes anunciantes del Super Bowl, entre ellos el fabricante de la cerveza Budweiser, decidieron no transmitir sus icónicos spots, que el año pasado costaban más de 5 millones de dólares por medio minuto. Este año destinarán el dinero a otros asuntos.

Por primera vez en 37 años, Budweiser se saltará su anuncio televisivo y “reasignará esa inversión a apoyar al Ad Council [Consejo de Publicidad] y a concientizar y educar acerca de los esfuerzos de vacunación contra el Covid-19”, dijo su empresa matriz, Anheuser-Busch.

La decisión siguió a la de otros anunciantes, como PepsiCo, que no anunciará su refresco para centrarse en los patrocinios del show de medio tiempo, estelarizado este año por The Weeknd.

“En lugar de comprar un anuncio, decidimos redoblar [la inversión] en los 12 minutos que Pepsi ya tiene a mitad de juego: el Pepsi Super Bowl Halftime Show”, dijo el vicepresidente de marketing, Todd Kaplan.

Coca-Cola, que en diciembre anunció 2 mil 200 despidos en su plantilla global debido al impacto del coronavirus, mencionó haber tomado la “complicada decisión” de no emitir anuncios televisivos en el evento para “asegurar que estamos invirtiendo en los recursos adecuados”.

Otras empresas que decidieron no comprar publicidad al canal CBS, que este año tiene los derechos de transmisión, son los fabricantes de automóviles Hyundai y Audi.

Apostadores desanimados

En 2021, uno de los sectores más afectado por los efectos de la pandemia en el Super Bowl es el de casas de apuestas.

La final del fútbol americano es uno de los días más importantes para el negocio de apuestas deportivas en Estados Unidos, que en 2020 movió 6 mil 800 millones de dólares en apuestas.

Para este año, la American Gaming Association (AGA) advirtió que las apuestas sumarán sólo 4 mil 300 millones de dólares, es decir, 37% menos que hace un año. A pesar de ello, la AGA dijo que prevé que hasta 23.2 millones de estadounidenses apuesten dinero en el partido.

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