La consigna de abrazos y no balazos y las acciones del gobierno no reducen la inseguridad en México, criticó el Centro de Estudios Económicos del Sector Privado (CEESP), que dijo que se deben “poner en marcha verdaderas estrategias con acciones puntuales” para combatirla y evitar que sea un problema cotidiano.

En su análisis semanal, el organismo expuso que el gobierno debe asumir su responsabilidad de coordinación nacional y revertir la desconfianza de la población hacia las policías y ministerios públicos y fiscalías locales.

“A pesar del discurso de optimismo y éxito de las autoridades en materia del combate a la inseguridad, los datos no sustentan esta posición.

“La percepción de inseguridad continúa en niveles sumamente elevados, como lo muestra también la reciente encuesta de expectativas sobre la economía de Banco de México, que señala que los problemas de inseguridad pública son el principal factor que puede obstaculizar el crecimiento económico”.

El CEESP destacó que aunque hay una aparente disminución de delitos, este efecto se debe a la menor movilidad que hay.

Entre 2019 y 2020, la cifra de este problema se redujo de 30.3 millones a 27.6 millones, de acuerdo con el Inegi.

Sin embargo, subió la llamada cifra negra que representan los delitos no denunciados o que se declararon, pero que no terminaron en carpeta de investigación, la cual se elevó de 92.4% a 93.3% en el mismo periodo.

“Aunque a raíz de esto los resultados presentados por las autoridades parecen mostrar un mejor entorno en materia de seguridad, ello contrasta con la percepción sobre el desempeño de las autoridades, muestran elevados porcentajes de desaprobación”, expuso el organismo.

Explicó que este fenómeno también se explica por el confinamiento “voluntario” por la pandemia, porque se extendió más de lo previsto, manteniendo los niveles de movilidad por debajo del periodo con el que se comparan los resultados que dio a conocer la Secretaría de Seguridad.

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