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Descubrí un video de unas niñas suecas adolescentes saltando la cuerda. Es, francamente, de lo más increíble que he visto en un rato. El video se para solo, por supuesto. Pero lo que más me impresionó es cómo le dio un giro a mi propia visión de lo que era “saltar la cuerda”. Algo que, con excepción de Rocky, permanecía como un juego “de niñas” para el recreo: light, inofensivo, sin peleas, ni grandes desafíos. Y lo digo sabiendo de lo estereotípico que suena. Pero es de esos estereotipos que en mi infancia se cumplían, casi sin chistar. (Si el sistema de género está funcionando bien, muchos de los estereotipos se van a cumplir.)
Al ver el video pensé en la idea que lleva tiempo circulando ya: la de resignificar el insulto de “corres como niña”. O “juegas como niña”. O una infinidad de cosas, siempre que sean “de niñas”. Es un insulto que se le lanza, por lo general, a los niños (lo han dicho varias teóricas: bajo el modelo de masculinidad con el que muchas personas aún se rigen, no hay nada “peor” que ser
“como una niña” para un hombre); aunque también es utilizado con las mujeres (si bien, quizá, fraseado de otra manera; pienso en el “cumplido” con el que se les dice que hacen algo muy bien… “para ser mujeres”). Independientemente de a quien se le lance, la idea es la misma: las niñas —o mujeres— no son buenas haciendo algo. (Al menos no tan buenas como los hombres.)
Y, nada. Pensé que si hay un video que para mí reivindica lo que “las niñas” pueden hacer; y que reivindica, además, algo que en mundos como el mío era pintado como sencillo y casi aburrido.
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