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Desde el área de mascotas del Instituto Politécnico Nacional (IPN), mejor conocida por la comunidad estudiantil como “la burrería”, en su campus de Zacatenco, el borriquito blanco que será la próxima mascota de esta casa de estudios no se despega de su madre, la cual no deja que nadie se acerque a su primogénito.

El pasado lunes, alrededor de las 10 de la mañana, nació el borriquito en los establos del Instituto Politécnico Nacional, con un peso de 20 kilogramos aproximadamente y fue recibido por el médico veterinario Jorge Contreras Romero y demás personal encargado de los mimados equinos mascotas.

“La burrería” politécnica actualmente tiene ocho habitantes, cuatro hembras, Clío, de 12 años, Paloma, de cuatro, Lola, de cinco y Rubí, la feliz mamá, de tres años.

Son tres machos adultos, Marroquín, de 18 años, Platero, de seis, Willy, de dos años, que es hijo de Marroquín, y el pequeñito recién nacido que aún no tiene nombre.

La mascota oficial. El nuevo miembro de esta celebre familia politécnica es hijo de Rubí y Platero y es el octavo miembro del grupo que ha marcado tradición desde Marroquín, de 18 años, en representar al equipo de fútbol americano Burros Blancos de la Unidad Profesional Adolfo López Mateos, además de ser la mascota oficial del Instituto Politécnico Nacional (IPN).

El producto de Rubí y Platero espera ser bautizado en breve.

En entrevista con EL UNIVERSAL, el ingeniero Everardo Chiñas, encargado de esta área veterinaria, comentó el revuelo que ha causado la llegada de este nuevo integrante, lo que ha sorprendido a la comunidad, puesto que no esperaban que un video “que se pasaron entre compañeros” saliera hasta en televisión abierta, “realmente es gracias a las redes sociales que ahora esta viniendo la gente a ver al burrito”, asegura Chiñas Ortiz.

En la larga tradición de crianza de burros blancos que tiene el Instituto Politécnico Nacional, es la primera vez en 20 años que se ha podido presenciar un alumbramiento y en esta afortunada ocasión, hasta lo pudieron compartir vía Facebook.

Otras crías que se han logrado en “la burrerría” han sido donadas a escuelas foráneas del Politécnico.

Recientemente dos fueron al estado de Guanajuato y una más a Durango, en donde también son tratados “como reyes”, aseguran.

Contreras Romero, quien es el responsable de la supervisión veterinaria de estos simpáticos équidos, explica que en el campo un animal dedicado al trabajo puede vivir hasta 20 años, pero en el caso de estos singulares politécnicos, que no se someten a trabajos pesados, pueden llegar a vivir 30 años.

Los adultos son alimentados con forraje, avena, pasto, pero tienen predilección por las manzanas, las zanahorias y los dulces, que no falta quien les lleve.

Mediante una convocatoria en redes sociales del IPN se ha sometido a votación de la comunidad politécnica la elección del nombre de este nuevo miembro y muy pronto se podrá saber como se llamará.

El director del IPN, Enrique Fernández Fassnacht, compartió la convocatoria y lanzó el hashtag #BurritoPolitécnico y los nombres que más fueron mencionados en los comentarios son Polito, Tesla, Poli, Lázaro, Lazarito, Nico y Tata.

La burra blanca cumple también 81 años de representar a esta casa de estudios, pues en 1936, el ingeniero Juan de Dios Bátiz “mandó alambrar la mayor extensión posible de terreno y al hacerlo, los jóvenes estudiantes, que siempre trabajaron a su lado, dejaron dentro del cerco una burra blanca, cuyo dueño fue a reclamarla al maestro Bátiz, quien, con la gracia y picardía combinadas con la formalidad que lo caracterizaban, le dijo: ‘Toma los pesos [sic] que vale la burra, porque va a ser la mascota del [Instituto] Politécnico [Nacional]’, o por lo menos así lo recuerda la institución”.

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