“Estoy lista para cumplir mis sueños. Uno de ellos es ser maestra cuando crezca y hacer que los niños aprendan y se diviertan al mismo tiempo”, dijo Meredith Alisson a casi un año de que EL UNIVERSAL diera a conocer su historia.

Atrás quedó el temor de Miriam Cruz García, mamá de la pequeña de siete años que luego de un accidente automovilístico perdió casi por completo el lado izquierdo del rostro.

Tras salir del hospital lo que siguió para la niña fue reincorporarse a su vida cotidiana, regresar a la escuela, convivir con su mejor amiga, Alondra, jugar con sus compañeros de clase, ver en la televisión sus programas favoritos y la convicción de cumplir su sueño de ser docente cuando crezca.

Entre las actividades preferidas de Meredith, ahora que regresó al segundo grado de primaria, se encuentra el aprender matemáticas y la lectura. Emocionada, contó que le gusta ir a la escuela porque no só lo se prepara para cumplir sus metas, sino que todos los días se divierte. “Las clases que más me gustan son matemáticas y español, pero me llevo mejor con los números”, ríe.

Su mamá la observa. mi niña no deja de sonreír y le gusta que la gente sepa que está bien”, dice. La preocupación de que su hija se viera reflejada en un espejo o en una imagen es cosa del pasado.

La especialista Elizabeth Rodríguez Rojas, quien, apoyada por Raymundo Priego Blancas y Anabel Villanueva Martínez del Centro de Microcirugía del Hospital General, realizó la intervención que salvó el rostro de la menor, afirmó que Meredith Alisson se encuentra 100% rehabilitada tanto en el aspecto funcional como social, y añadió que en lo estético los resultados son alentadores y continuarán progresando.

A un año de sufrir un accidente, Meredith le sonríe a la vida
A un año de sufrir un accidente, Meredith le sonríe a la vida

Carrera en el quitófano

En total se practicaron en la niña cuatro procedimientos quirúrgicos. El primero consistió en una neurocirugía para lavado quirúrgico y el manejo de fractura cráneo-facial multifragmentaria; días después se le hizo el tratamiento de alta especialidad más importante: la microcirugía reconstructiva. Una vez recuperada de ésta, el 4 de abril de 2016 se le sometió a adelgazamiento del colgajo implantado. El 22 de agosto tuvo lugar otro adelgazamiento y la reconstrucción de contorno de rostro y párpados.

Estas intervenciones tuvieron en conjunto un costo de cinco millones de pesos por tratarse de una institución de salud pública, en donde Meredith Alisson estuvo hospitalizada 23 días, 14 de ellos en terapia intensiva pediátrica.

Recuperada y reintegrada a su vida, la niña dice que le gustaría dar clases a niños de primaria y educar a futuras generaciones así como ella se divierte y aprende al mismo tiempo. “Podría jugar ‘basta’ con mis alumnos y que así aprendan a sumar y restar, pero que no sea aburrido, eso es lo que más quiero”, afirma.

En los meses en que la niña estuvo convaleciente su mamá la ayudó para que no se retrasara en la escuela. Se dedicó a mejorar sus tiempos en cuanto a la lectura y a moldear su letra; “gracias a eso, cuando regresó a la escuela no mostró retraso en comparación con sus compañeros, y sorprendió a su maestra”, comenta.

Con alegría, su mamá cuenta que todos los días ve una evolución favorable en su hija, no sólo en su rostro, donde poco a poco han ido desapareciendo las cicatrices, sino en su persona y en cómo se desenvuelve con sus amigos. “Es una niña completa, útil intelectualmente hablando; es muy segura, le encanta ir a la escuela y a mí me encanta verla feliz”, dice.

La señora Cruz García agradeció al ISSSTE por la atención oportuna y humana que le brindaron a su hija y subrayó la importancia de contar con un sistema de seguridad social. “Hay ocasiones en que la gente se queja de la institución, y es algo que se entiende, a veces los tiempos de espera desesperan a la persona más paciente, pero en estos momentos puedo asegurar que tener seguridad social es una bendición. Cuando escuché el costo aproximado de la cirugía pensé en qué es lo que habría hecho sin los servicios del ISSSTE, y me pregunto lo mismo por todos aquellos que no están afiliados a algún sistema de salud”, .

Meredith escucha con atención lo que relata su mamá, mientras balbucea que con tanta entrevista se siente una artista famosa.

Proceso de reconstrucción

Meredith Alisson, quien fue atendida en la Unidad de Terapia Intensiva del Hospital Regional Adolfo López Mateos del ISSSTE, poco recuerda del 18 de diciembre de 2015, cuando subió al auto con su mamá, su abuela y su hermana menor con rumbo a Sinaloa; sólo sabe que “salió disparada” del carro porque eso le han contado y porque días después del accidente despertó en una habitación que no era la suya.

El percance se registró en la carretera México-Michoacán, cuando Miriam Cruz, madre de la niña, fue deslumbrada por las luces de la carretera y perdió el control; “di el volantazo..., salimos volando”, contó a El Gran Diario de México en 2016.

La señora aseguró que su hija dormía en la parte trasera del auto.

Miriam, que es médico de profesión y trabaja en el servicio de urgencias del Hospital General José María Morelos y Pavón, señaló que después del siniestro no la dejaban acercarse a su hija por la dimensión de las heridas.

“Se podría creer que para alguien que es doctor es más fácil, pero es todo lo contrario porque sabemos el posible desenlace. Cuando me dijeron que Meredith tenía una fractura expuesta fue algo impresionante, pensé en todas las posibles complicaciones que pudiera tener. No me dejaron verla ni me enseñaban las fotos; eso me hacía pensar que era algo muy grave, que claro que lo era, pero ahora agradezco al instituto por haberle realizado la microcirugía y salvar a mi niña”, relató en aquel momento.

Meredith ingresó al Hospital López Mateos el 19 de diciembre; un día después le hicieron un aseo quirúrgico, para luego ser hospitalizada en terapia intensiva.

Entró al área de quirófano con casi la pérdida total del lado izquierdo de su rostro; también perdió el párpado y tuvo una fractura expuesta del cráneo, su malar estaba totalmente expuesto y tenía heridas en la mano derecha.

La Navidad de 2015 fue diferente a todas las que había vivido la familia Cruz García: el regalo más preciado sería salvar la vida a la infante. Y el milagro se logró, gracias a la intervención de los especialistas.

Para la cirugía fue necesario diseñar un colgajo de piel, que se tomó del muslo derecho, y éste se cubrió con injerto de piel del muslo izquierdo de la paciente.

Ese colgajo se unió a la arteria facial izquierda para concretar el trasplante autólogo. Elizabeth Rodríguez detalló que el trauma tuvo que ser resuelto a la brevedad, porque había riesgo de una neuroinfección y que la deformidad quedara marcada en la cara de la niña, por lo que se planificó que la paciente contara con una cubierta en su rostro.

“Se realizó un procedimiento que es la colocación de un tejido vascularizado que le sacamos del muslo derecho, que es similar al del rostro, sin necesidad de recurrir al banco de piel. Estas cirugías son complejas porque el procedimiento precisa la unión de arterias y venas. Para hacerla utilizamos suturas microquirúrgicas más delgadas que un cabello, material que fue adquirido de inmediato por la dirección del hospital. Es la primera que se realiza casi de manera inmediata”, relató la jefa de Cirugía Plástica.

La operación duró aproximadamente tres horas y media, y en ella participaron dos microcirujanos, cinco médicos residentes, un anestesiólogo y una enfermera.

La segunda intervención de cirugía estética para adelgazar el injerto y lograr que la cara de Meredith quedara simétrica se practicó el 4 de abril de 2016. Cuatro meses después se le hizo un segundo adelgazamiento de colgajo de hemicara izquierda, reconstrucción cantal externa y de los párpados izquierdos.

Los especialistas aseguran que la menor terminó con su rehabilitación y los resultados que tienen que ver con el aspecto estético de su rostro continuarán progresando.

Miriam Cruz besa la mejilla izquierda de su hija, que está sentada sobre sus piernas, y no deja de repetir que su niña tiene más de 90% de recuperación. “La veo tan bien que eso me llena de vida”, afirma.

Antes de ir en busca de un pan de dulce y despedirse, la pequeña envió un mensaje a todos los niños del país: los invitó a siempre sonreír a la vida y a “ser valientes... así como yo”.

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