Alertan de nexo entre violencia y neurosis

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Con la propuesta de crear una política de Estado de género para prevenir la violencia intrafamiliar, el Movimiento Buena Voluntad de Neuróticos Anónimos encabezó el 34 Simposium Neurosis, en el que se habló sobre los síntomas y afecciones de la enfermedad.

El Auditorio Nacional fue la sede en la que representantes de la religión, la siquiatría y de Neuróticos Anónimos ofrecieron orientación y experiencias sobre la neurosis, enfermedad emocional que tiene, entre otros síntomas, la depresión, considerada por la Organización Mundial de la Salud (OMS) la causa número uno de discapacidad en el mundo.

Durante su participación, Giuseppe Amara, especialista en depresión y neurosis, destacó tres puntos que las personas que padecen depresión piensan constantemente: la carencia de valor como persona, la decepción por el mundo donde vive y la desesperanza. “La esperanza da fuerza, no tener esperanza me hunde en depresión”.

Aseguró que las emociones se derivan de los genes y de las relaciones familiares y lamentó que ahora haya una notoria pérdida de fe en los padres, que afecta la armonía familiar. “Ahora hay un odio hacia la madre y una protesta continua contra los padres”, comentó.

El siquiatra sugirió una campaña nacional gubernamental enfocada en la equidad de género porque, aseguró, mucha de la neurosis proviene de la violencia intrafamiliar, específicamente contra la mujer. Hizo un llamado a que las mujeres se preparen para la vida y no sólo para las labores del hogar, porque “si no están preparada para esto seguirán siendo víctimas de la violencia intrafamiliar”.

A manera de intermedio se proyectó un video sobre la neurosis y sus consecuencias, en el cual se alertó sobre las repercusiones de las emociones negativas en la salud.

El material de Neuróticos Anónimos, enfatizó los riesgos que enfrenta una persona con estrés, condición que genera mayor probabilidad de afecciones cardiovasculares. Resaltó que las personas estresadas o con neurosis tienen a caer en excesos de comida, cigarro y alcohol, lo que las hace vulnerables a padecer hipertensión o accidentes cerebrovasculares.