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A ún faltan unas horas para la Nochebuena, pero la familia Rosas Cervantes tiene todo listo para las cenas navideñas que regalará a las personas que esperan a algún ser querido afuera del Hospital Juárez de México y del Hospital General de Tlalnepantla.

Este año, el menú consistirá en los tradicionales romeritos, acompañados de una pieza de pan y un vaso de ponche de frutas y para quienes no les guste este platillo, se prepararán tortas de jamón. “Eso sí, las tortas estarán bien preparadas para que la gente se vaya contenta con su comida”, detalló la señora Maricruz Cervantes.

Jaime Rosas relató a EL UNIVERSAL que esta costumbre altruista nació luego de que su padre estuviera internado aproximadamente dos meses en el Hospital Juárez, ahí conoció a gente que provenía de otros estados de la República, que no tenían en dónde quedarse y que a veces no tenían dinero para comer.

“Uno llega al hospital y por ejemplo me queda cerca, pero yo veía a mucha gente que venía de Chiapas o de Oaxaca y en la habitación donde estaba mi papá había más pacientes, entonces me di cuenta de sus problemas, vi a gente muy amolada que a veces no tenía para comer o no tenía dónde quedarse, por eso pensé que me tenía que sensibilizar con toda esa gente”, contó el señor Rosas.

No pasó mucho tiempo para que el matrimonio Rosas Cervantes coincidiera con la idea de obsequiar comida a la gente, eligieron las fiestas decembrinas porque ellos creen que en esas fechas la gente está en armonía y es un día especial. “Es importante que la gente sepa que a pesar de sus problemas todavía viven en un mundo solidario”, detalló Maricruz.

Cinco años de visitar hospitales, el 24 o 31 de diciembre, han bastado para que esta actividad se convirtiera en una tradición de la señora Maricruz y de su esposo Jaime, ambos aseguran que no esperan nada a cambio, una
sonrisa es suficiente, además es una forma de agradecer por todo el trabajo que han tenido durante el año y porque en su mesa nunca faltó la comida.

“La gente es muy agradecida, algunos llegan con desconfianza, porque piensan que les cobraremos, no creen que alguien regale comida nada más porque sí, pero no es así, todos se pueden acercar, no importan si son indigentes, los alimentos no se le deben negar a nadie”, mencionaron.

Jaime resaltó que estos actos de solidaridad son un reflejo de la educación que le dieron sus padres y sus abuelos, aunque haya convivido poco con ellos, también asegura que su esposa Mari es igual que él: “Es bondadosa, le gusta dar a los demás”, por eso cree que hacen un buen equipo.

Para la familia Rosas Cervantes esta costumbre de regalar cenas significa un acto de fraternidad, no importa que incluso haya parientes que los critiquen por sus acciones, ellos preparan todo con cariño y apuntan que es algo mágico.

“Cuando uno comparte la sensación es mágica, pero en estas fechas, sobre todo el 24 de diciembre, cuando la gente necesita más cariño y apoyo, se convierte en una experiencia llena de magia, para mi esposa y mis hijos ese momento en que empezamos a repartir los contenedores con los platillos es muy especial”.

“Amor”, ingrediente principal. En cuanto uno cruza la puerta del hogar Rosas Cervantes un olor a guisos inunda el olfato, es difícil adivinar qué platillos se están cocinado, pero de inmediato se abre el apetito.

En una mesa están dispuestos todos los ingredientes que se usarán para preparar los tradicionales romeritos, hay una tina llena de estas hojas verdes, que esperan ser limpiadas y cocinadas, a un lado permanece un recipiente saturado de nopales cortados en cubitos y que también son esenciales en esta receta; al otro extremo se alcanza a ver una bolsa llena de camarones secos y frente a ella, otras más que contienen papas y, por supuesto, no puede faltar el mole.

Cada año el menú es distinto, en 2015 se entregaron piezas de pollo en adobo acompañados de espagueti y una pieza de pan, en esta ocasión se decidieron por romeritos porque es una comida que se acostumbra en las cenas de Navidad de las familias mexicanas; sin embargo, pensando en quienes no disfrutan de este plato, el señor Rosas le pidió a su esposa que también prepararán tortas de jamón y las acompañarán con un café o atole.

“Como las tortas son más fáciles, no solo de preparar, también a la hora de entregarlas, las vamos a hacer porque el año pasado mucha gente estuvo reacia al menú y ahora pensé que no a muchos les puede agradar la idea de los romeros”, contó Jaime.

Para realizar esta costumbre navideña, la familia Rosas Cervantes compró todos los insumos con casi una semana de antelación, y por la tarde del jueves 23 empezó toda la preparación. Se prevé que este 2016 las cenas se repartan a unas 150 o 200 personas, “si alcanza para más, pues qué mejor”.

La señora Maricruz sonríe y dice que no se olvidó de ningún elemento, que tiene todo listo para preparar la comida que de “corazón” regalarán este 24 de diciembre. Al mismo tiempo asegura que para que las cenas les rindan más es necesario el ingrediente principal, uno que no puede faltar y que no tiene que ver con alimentos, se trata
del “amor”.

Experiencias inolvidables. “Cuando yo era niño nunca faltó comida en mi casa, yo no me tenía que preocupar más que por jugar y divertirme”, dijo con nostalgia el señor Jaime, quien cree que actualmente el país está inmerso en la violencia y en la desigualdad, por ello, cree que es necesario enseñar a las nuevas generaciones valores como solidaridad y bondad. El día que decidió de común acuerdo con su esposa repartir comida durante Navidad o Año Nuevo, no lo hizo sólo para ayudar, “sino que es nuestra forma de contribuir a que este mundo en el que vivimos sea uno mejor”, resaltó.

Todavía recuerda aquella ocasión en la que llegó acompañado de su familia “muy contento” al Hospital Juárez; su idea era dar comida solo a las personas que esperaban noticias de algún ser querido, pero de pronto se percató de que en las banquetas había muchas personas en situación de calle acostadas y una de ellas se acercó a pedir comida. “¿A ellos también les vas a dar?”, preguntó uno sus familiares. “Claro que sí”, respondió.

“Uno no se pone a pensar en qué ha llevado a las personas a vivir así, si no nos sensibilizamos, sólo criticamos y pensamos en que si los ayudamos será peor porque seguirán viviendo así o no trabajarán. Ese día entendí que la comida no se le niega a nadie, la ayuda, por muy poca o grande que sea, siempre fortalece y nos hace ser mejores seres humanos”, mencionó emocionado Jaime.

Hoy, en punto de las ocho de la noche, el señor Rosas en compañía de Maricruz, su esposa y brazo derecho, además de sus hijos saldrán de su hogar ubicado en el municipio de Tlalnepantla y llegará al Hospital Juárez de la Ciudad de México y luego al Hospital de Ceylán. Repartirán sus guisos con los que tratarán de alegrarle el día a todas las personas que en lugar de estar en familia festejando, esperan afuera de estos centros médicos, entonces, sólo después de “cumplir con su misión”, regresarán a su casa para cenar y darse el abrazo de Navidad.

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