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El cardenal Norberto Rivera Carrera rechazó una ruptura con el papa Francisco y afirmó que hay “perfecta comunión, respeto y obediencia” entre la Arquidiócesis que encabeza y el Obispo de Roma.

“Ante los rumores mal intencionados de algunos que quieren ver una ruptura de un servidor o de nuestra Arquidiócesis con el Santo Padre, quiero dejar bien claro delante de ustedes, mi presbiterio y pueblo de Dios que para con el papa Francisco hay perfecta comunión, respeto y obediencia, además hay sincero cariño y amistad, no me cabe duda que su persona y su ministerio son un don que Dios ha dado a su Iglesia.

“Y queremos que sepa, Santo Padre, que usted está en nuestra oración y nuestro corazón, y que el pueblo de México le será siempre fiel”, afirmó el Arzobispo Primado.

Al oficiar la Santa Misa Crismal en la Catedral Metropolitana, el prelado recordó el mensaje que el Pontífice argentino dirigió a los obispos durante su visita a México de febrero pasado, en el que los exhortó a reclinarse con “delicadeza y respeto” sobre el alma de los fieles, para lo que es necesario que los ministros de culto tengan una “mirada limpia, un alma transparente y un rostro luminoso”, refirió.

Sobre la editorial del semanario Desde la Fe, publicado en semanas anteriores, en la que se cuestionó si Jorge Mario Bergoglio tiene alguna razón para “regañar” a los obispos mexicanos, el cardenal aseguró que tiene por convicción respetar la libertad de expresión dentro de la Iglesia, la cual continuará dentro de los consejos episcopal y presbiterial, así como en las distintas estructuras que tiene la institución religiosa.

“Confirmo a aquellos que están colaborando en Desde la Fe, porque es el periódico de la Arquidiócesis, los que piensan que el arzobispo es la Iglesia se les paró el reloj hace 50 años”, señaló.

Ante 500 sacerdotes, 200 diáconos y 100 seminaristas, Rivera Carrera destacó que el papa Francisco les pidió tener una “verdadera conversión pastoral, a no quedar paralizados dando viejas respuestas a las nuevas demandas”.

“Exhortó a cansarnos sin miedo en la tarea de evangelizar; a no caer en la tentación de la distancia y el clericalismo, de la frialdad y la indiferencia, a evitar el comportamiento triunfal y la autorreferencia”, recordó el prelado.

El cardenal advirtió que México necesita conversión y arrepentimiento, puesto que “sólo así podremos salir de la espiral de la violencia, de la degradación y de la corrupción, que nos abaten”.

“Como dijo bien Su Santidad en Morelia, no podemos caer en la tentación de la resignación, cada uno de nosotros tiene que poner su esfuerzo para construir una urbe y un país mejor. Nadie que se diga cristiano puede justificarse como Caín: ‘¿Acaso soy yo guardián de mi hermano?’. Todos tenemos un ámbito de responsabilidad y de compromiso, y en ello debemos empeñarnos con responsabilidad”, expresó.

Durante la misa Crismal, el purpurado bendijo los óleos de los catecúmenos o también llamado de los exorcismos, que son utilizados durante todo el año en las parroquias de la Ciudad de México, igual que el óleo de los enfermos y del santo crisma, el cual es para los sacramentos del bautizo, confirmación y orden sacerdotal, así como para la consagración de una Iglesia o altar.

Por la tarde, el cardenal lavó los pies a 12 seminaristas, recordando así a Jesús, quien hizo lo mismo con sus discípulos.

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