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Guadalajara, Jal.— Aún salpicado de su humor ácido y de actos casi irreverentes, al recibir el cheque por 150 mil dólares lo puso veloz en su cartera negra y procedió a guardarlo en el bolsillo izquierdo del pantalón. Enrique Vila-Matas dio un discurso serio dedicado al futuro “a secas”, el de la novela, el de su vida que cifró en una frase: “Mi biografía va del nacimiento del rock and roll a los atentados de este noviembre”. Y también el futuro de la humanidad, atravesado por las migraciones y las tragedias.

Ese noviembre parisino negro estuvo presente en el discurso de recepción del Premio FIL de Literatura en Lenguas Romances 2015, que marcó el inicio de la 29 Feria Internacional del Libro de Guadalajara (FIL), que concluye el próximo 6 de diciembre. El llamado por la paz fue una constante en la inauguración del encuentro literario que reúne a más de 650 escritores y cerca de 2 mil casas editoriales, un encuentro donde tienen cabida las letras, el arte y el diálogo político ya que acuden personajes como Vila-Matas y Salman Rushdie, así como políticos: Jaime Rodríguez, El Bronco, Miguel Ángel Mancera y Pedro Kumamoto.

Aunque el llamado a compartir un mundo donde las distintas ideologías no sean motivo de conflicto, sino terreno fértil para la convivencia pacífica y desde la diversidad cultural llegó primero a través de Raúl Padilla, presidente de la FIL, fue Vila-Matas quien rememoró las imágenes de la tragedia en los atentados a la revista Charlie Hebdo, los otros más recientes en París, los emigrantes sirios y las voces de los supervivientes en Chernóbil.

Recuperó la historia de Simón, un joven de 33 años, gravemente herido en la columna vertebral por una bala en el atentado a la publicación francesa Charlie Hebdo, un superviviente que desde un hospital le sirvió a Vila-Matas para hablar del escritor como un superviviente en la literatura y de los seres humanos como supervivientes del horror y las catástrofes.

“Desde ese cuarto de hospital francés he pensado en los emigrantes de la guerra de Siria que, después de haber arriesgado la vida, ponen pie en tierra en una isla del Mediterráneo, y luego lentamente se van alzando y elevando, también para sentir que vuelven a ser”, señaló el galardonado.

Dijo que al pensar en los emigrantes del país árabe escucha el eco de las voces de los supervivientes de Chernóbil, de los que habla Svetlana Aleksievich.

El autor de El mal de Montano y Doctor Pasavento habló del arte de la narrativa a la que se sumó de joven y que creía que dejaría atrás la anquilosada narrativa del pasado para dar paso a una novela conceptual, “que recogería el intento de Marcel Duchamp de reconciliar arte y vida, obra y espectador”.

En la ceremonia inaugural en la que estuvo presente el escritor Fernando del Paso, Premio Cervantes 2015, además de Rafael Tovar y de Teresa, presidente de Conaculta, y de Raúl Padilla, presidente de la FIL, Christopher Domínguez Michael describió a Vila-Matas como “el prosista más creativo, lúdico y veloz que ha tenido la lengua española desde Ramón Gómez de la Serna”, un “mago que va rindiendo visita a sus lectores”, un “símbolo de la universalidad de Barcelona”.

El colaborador de EL UNIVERSAL dijo que todo lo que toca Vila-Matas es literatura, que Vila-Matas es un escritor melancólico sin ser pesimista y que sus historias de amor a menudo son fantásticas como lo es Paula de Parma, la dedicatoria de todos sus libros; que le falta solemnidad para ser un romántico y que no lo imagina como clásico pontificado.

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