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San José.— Un lío territorial que estalló en 1933 entre dos remotos municipios del suroccidente guatemalteco, que son cercanos a la frontera con México, se precipitó a un violento conflicto por la penetración de mafias mexicanas del narcotráfico internacional en una lucha para controlar en Guatemala un cultivo de millonarias ganancias: la producción de amapola, materia prima de la heroína.

El Congreso de Guatemala, por mayoría de votos, aprobó ayer la decisión del gobierno guatemalteco que, ante la gravedad del diferendo, decretó el jueves pasado un estado de sitio durante 30 días en esas áreas.

El añejo pleito de la demarcación limítrofe entre Tajumulco e Ixchiguán encubre el trasfondo de los problemas actuales, atizados por disputas entre organizaciones del crimen organizado por el dominio de los cultivos de amapola en un puñado de aldeas guatemaltecas.

La crisis se agravó el 6 de mayo pasado, cuando pobladores fuertemente armados con fusiles de asalto retuvieron a 17 policías. Las escuelas y los centros de salud están cerrados por los violentos choques entre grupos rivales, informó ayer el Ministerio de Gobernación de Guatemala a EL UNIVERSAL.

El guatemalteco Rodolfo Zelada, vocero de Gobernación, dijo que las sospechas apuntan a que los cárteles mexicanos De Sinaloa y Jalisco Nueva Generación son los compradores principales de las pulpas o bulbos que se extraen de la amapola y que sirven para procesar heroína en laboratorios clandestinos en sectores limítrofes entre México y Guatemala, para surtir en particular al mercado de EU.

El negocio también golpea al vecino municipio de Sibinal.

“Es una región en la que la altura y el clima son propicios para sembrar y cosechar la amapola que es trasladada a territorio mexicano” para obtener heroína, explicó.

La crisis  se concentra en un sector del suroccidental departamento de San Marcos conocido como El Triángulo Dorado de la Amapola, altiplano formado por Tajumulco, Ixchiguán y Sibinal, y con un microclima especial para producir amapola, con tres o cuatro cosechas al año.

El cultivo consolida a Guatemala como una base de los cárteles mexicanos, que también trafican cocaína de Colombia y de otros países de América del Sur a México y EU por pasos terrestres, aéreos y marítimos de Centroamérica.

La pugna de más de 83 años por la demarcación entre ambos municipios registró enfrentamientos entre vecinos por la posesión de tierras y de nacientes de agua y se agravó por el narcotráfico.

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