El porcentaje de votos obtenido por Morena en el Estado de México es un gran resultado para ese partido, pero sobre todo una gran lección para su dirigente, Andrés Manuel López Obrador, “va a tener que aprender, con diplomacia, a hacer alianzas”.

Así lo consideró el politólogo y especialista en temas electorales, Pablo Javier Becerra, al señalar las ocasiones en que el dirigente de Morena no llamó, sino que exigió en un tono autocrático la declinación del perredista Juan Zepeda, cuyos votos hubieran marcado otro rumbo.

Otra enseñanza es para el PRI, que como en Oaxaca en 2016 tuvo ahora “una victoria pírrica”: con un margen reducido y sólo gracias a la división de los partidos de oposición, en contraste con el actual gobernador mexiquense, Eruviel Villegas, quien ganó su elección por 60% de los votos.

La elección de ayer no define el rumbo al 2018 pero si establece parámetros a considerar, expuso Becerra.

A su juicio el proceso quedó marcado por “un abuso impresionante de los gobiernos federal y local en el estado de México y una terrible debilidad de los órganos electorales, que no frenaron el derroche”.

El Instituto Nacional Electoral (INE) se conforma con emitir lineamientos y con ellos considera que ya cumplió, pero no responde ante coyunturas concretas como ésta.

“Como ha caracterizado, creo que muy acertadamente Leo Zuckerman: el INE y los Organismos Públicos Locales Electorales (OPLs) son Gutierritos electorales, burócratas electorales que no ponen freno al abuso”.

INDISPENSABLE SEGUNDA VUELTA

Para Leonardo Valdés Zurita, consultor internacional y ex presidente del Instituto Federal Electoral (IFE) las elecciones realizadas este domingo en estado de México, Nayarit, Coahuila y Veracruz confirmaron que en el país tenemos elecciones cada vez más cerradas y eso nos deja ver que el pluralismo político ha llegado.

“Hay una fragmentación política y para que no afecte el funcionamiento de las elecciones deberíamos pensar ya en la segunda vuelta electoral cuando no haya 60 % de los votos, con el fin de generar condiciones de gobernabilidad a nuestros gobiernos”.

Coincidió en que los procesos recién vividos no definen el 2018, sino solamente en el sentido de que también serán elecciones competidas.

Las del domingo –expuso el experto- no marcarán nada en términos de determinar candidaturas, ni dinámicas de competencia, “falta mucho por ver, y sobre todo faltan muchas decisiones pendientes de tomar por los actores políticos, si hay coaliciones” por ejemplo, y sobre todo quiénes serán los protagonistas.

En adelante, como se ha visto, indicó, la competencia será cada vez es más ruda y como los ciudadanos tienen en sus manos el poder de decidir quién los gobierna, las campañas serán más críticas, más fuertes.

“Con más madurez los ciudadanos iremos aprendiendo a diferenciar las denostaciones de las propuestas” y los partidos y candidatos tienen que aprender cómo atender a ese ciudadano más crítico.

afcl

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