El senador Zoé Robledo Aburto, en el día que cambia de partido, y del PRD se afilia a Morena, previene que el PRI y el PAN saben que tienen una fuerte oposición, única, por parte de Andrés Manuel López Obrador y “no dudaría ni tantito que han vuelto a las complicidades y encubrimientos”, sobre los cuales han construido su relación.

Mientras crecen Morena y López Obrador en el Estado de México, “van a haber más que se irán sumando a este bloque”, que forman Ricardo Anaya, por el PAN, y el presidente Enrique Peña Nieto, por el PRI, “a este tapón que va a intentar detener la corriente que viene con mucha fuerza, con el ímpetu del río Grijalva, y que están buscando descarrilarla, y no lo van a lograr”.

Luego de que anunció su separación del PRD para “ir por un cambio de régimen” con López Obrador en las filas de Morena, y ser señalado como aspirante a la candidatura al gobierno de Chiapas, dice que será muy difícil que el PRI gane la Presidencia de la República, y la candidatura “competitiva” del tabasqueño se convierte en una amenaza para los priístas y panistas.

Para detener a López Obrador, agrega Robledo Aburto, Ricardo Anaya Cortés y Enrique Peña Nieto están dispuestos a formar un “tapón” contra el tabasqueño, pero también a conducir la elección del Estado de México, con una operación de Estado, con dinero, con la compra de votos y la manipulación de programas sociales.

Por el Estado de México y la Presidencia de la República están dispuestos a “eso y mucho más”, dice Robledo, quien agrega: “Podrían lanzar candidatos independientes que parecieran antisistémicos o con un discurso muy estridente en contra del gobierno, pero apoyados y financiados desde los propios partidos en el poder”.

¿Fue el momento de tomar la decisión de pasarse a Morena?

—Llegó el momento de decidir de qué lado estar, si del régimen que ahonda la desigualdad o con el cambio que responda a las necesidades de la gente.

¿Hay versiones de un pacto directo entre Ricardo Anaya, dirigente nacional del PAN, y del presidente Enrique Peña Nieto para frenar a Andrés Manuel López Obrador?

—No me sorprendería ni tantito. Creo que [esos dichos] son reales, porque es lógica la posibilidad de juntar a partidos que han construido su relación a partir de complicidades y encubrimientos. Saben que no caben en un replanteamiento de la política como el que se está haciendo desde Morena.

¿Qué va a pasar? ¿Acaso a la mitad de la campaña del candidato el PAN va a renunciar para apoyar al abanderado del PRI o van a hacer una coalición?

—Hay que estar listos para todo.

Un acuerdo de esa índole, según parece, ¿llevaría a la Presidencia al PAN y eso alimenta las aspiraciones de Ricardo Anaya?

—Sin duda. Para el PRI será muy difícil ganar la Presidencia de la República, y el que está mejor posicionado es Morena, está creciendo más, y es el que se está posicionando más en el ánimo de la gente; es el partido más solidario, cercano al sentimiento de indignación. Ellos comparten el mismo problema y no me sorprendería que compartan la misma solución.

¿Qué ética política?

—Ese es uno de los planteamientos de fondo, recuperar la moral pública en la que pesan más las convicciones que los intereses.

¿Ese aumento de apoyo de la sociedad hace fuerte a López Obrador y es por eso la reacción en contra?

—Es una reacción natural ante la amenaza de perder privilegios, de que la política se empiece a hacer de manera distinta a como la hemos hecho durante mucho tiempo.

Creo que van a intentar constituir una mayoría de voto duro partidista, contra de una nueva mayoría de ciudadanos libres que han despertado, que reclaman el cambio de régimen.

¿Andrés Manuel López Obrador es una figura que llega al presente con fuerza?

—Lo que López Obrador tiene es coherencia en su forma de vida. Otros políticos y empresarios formaron coaliciones para ponerlo como un peligro para México.

Hoy, 250 mil muertos después, que digan quién fue el peligro para México; hoy, con un salario mínimo que no alcanza y con el dólar a 23 pesos, que digan quién era el peligro para México.

Se ha dicho que si el PRI perdiera el Estado de México estaría noqueado para 2018, pero en esa entidad las cosas se acomodan a favor de los priístas al no haber una alianza opositora.

—El PRI está con el riesgo de perder la madriguera. Morena estará en la competencia de forma muy intensa, con una buena candidata. El proceso será una muestra de cómo va a ser 2018.

¿Los priístas defenderán el bastión con todo?

—Va a haber una operación y una maquinaria de compra de votos brutal en el Estado de México; habrá utilización de programas sociales, brutal; incluso, uso del sistema judicial para amenazar, amedrentar y negociar con opositores, operadores, líderes de la oposición.

La contienda misma debe ser el espacio para denunciar y detener esas prácticas, y que no lleguen a 2018, a la elección presidencial.

¿El PRI se siente en riesgo de perder?

—Cuando se está acorralado contra la pared es cuando se tienen reacciones más violentas, virulentas, más viscerales. Lo vamos a ver en los comicios en el Estado de México.

Ojalá fuera una elección abierta, limpia, honesta, sin dinero público ni privado y no fiscalizado, puesto por quienes quieren seguir manteniendo privilegios.

¿Nos habla usted de que tienen esa consigna de la delincuencia de “plata o plomo”?

—El PRI está en el momento más crítico de su historia y puede definirse en dos sentidos: Se vuelve un partido democrático o la elección será operada desde el Estado.

¿Y a favor del PRI opera la dispersión opositora?

—Sin duda. Donde no ha habido dispersión es en Morena. Hay unidad en torno de una candidatura muy competitiva; nunca hubo negociaciones en lo oscurito, ni tiros de fantasía. Hubo una definición que apoya la militancia.

¿El llamado será a la suma de las izquierdas?

—Nada más poderoso que sumar a las izquierdas. Muchos piensan que se trata de los partidos políticos, que son parte, pero hay otra izquierda: la universitaria, la académica, incluso en la iniciativa privada hay un sector de izquierda.

La hay también en los medios de comunicación, en el mundo del arte, entre los indignados, los desencantados del proceso político.

¿Ahí es donde usted participará?

—Yo estaré donde se me indique, en esa trinchera de generar propuestas. Yo no abandonaré mi posición en el Senado, mi postura crítica en tribuna, y difundiré las propuestas de Morena.

¿Cómo ve a López Obrador?

—México necesita un líder que la gente siga por convicción, no por conveniencia, un líder que conozca lo más profundo de su ser, que no ha cambiado su manera de vivir, que ha hecho de la honestidad un ejemplo para quienes queremos estar a su lado.

¿Usted es un político que viene de la sociedad civil organizada que actúa en colectivos; López Obrador es un político que decide solo y en Morena no se mueve la hoja de un árbol si no lo dice él. Pueden armonizar formas de actuar?

—Es posible cuando los objetivos están claros, cuando se pone un ideal superior por encima de los procesos políticos electorales y, en este caso, el objetivo es el cambio de régimen, el renacimiento de la República.

En ello, cierto orden y disciplina hacen sentido.

Cuando se solicita disciplina por encubrir, cuando se pide alineación para tener más fuerza, uno deja de creer que la política sea algo para el servicio de la gente.

¿Usted va por la candidatura de Morena en Chiapas?

—No es momento de hablar de aspiraciones personales, sino de trabajar por el interés superior de Morena, que es el cambio de régimen, y eso es algo que a mí me entusiasma, poder ser parte del momento en el que en México la política cambió y se empezó a hacer de manera diferente.

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