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La evolución política de Donald Trump en su camino a la Casa Blanca llevó al gobierno del presidente Enrique Peña Nieto a encarar una nueva realidad en la relación México-Estados Unidos, donde la diplomacia mexicana del más alto nivel y la defensa de los intereses nacionales estarán sobre la mesa.

Desde el 20 de enero, cuando el republicano asumió la presidencia de Estados Unidos, México enfrenta una enérgica negociación con su principal socio a partir de las posiciones esgrimidas por el republicano a la migración ilegal, la seguridad, el libre comercio y el desarrollo de la región.

Para el embajador Enrique Berruga, el internacionalista Gabriel Guerra, y el politólogo José Antonio Crespo, México deberá pugnar por una relación estratégica con la administración de Trump y, al mismo tiempo, abrir el diálogo con actores dentro y fuera de las estructuras gubernamentales estadounidenses.

La visión del gobierno del presidente Peña sobre Trump cambió de manera paulatina conforme el empresario se convertía en aspirante, precandidato, candidato y presidente electo, fue de referirse a él, sin citar su nombre, como parte de los mensajes de odio, a invitarlo a Los Pinos.

Berruga Filloy, académico, diplomático y ex representante de México ante la ONU, refiere que a pesar de enfrentar el rechazo, incluso, al interior del Partido Republicano y de todos los medios de comunicación Trump ganó.

“El gobierno deberá negociar con él, con su equipo y con el Congreso... la necesidad estratégica de México es abrir el abanico de interlocutores en Estados Unidos, no nada más el gobierno, que es fundamental, pero también a nivel regional, hay muchos otros factores que interesan a la relación bilateral”.

Enfatiza que México y el gobierno de Peña Nieto deberán desarrollar acercamientos con los socios naturales con los que comercian los mexicanos.

“No únicamente con Trump, hay muchas cosas qué negociar de gobierno a gobierno como siempre, pero yo siento que en este momento la coyuntura obliga a que tengamos una interlocución más allá de gobierno, mucho más amplia”.

Gabriel Guerra, especialista en temas internacionales, pide diferenciar precampañas, campañas, periodo de transición y el ejercicio del presidente de Estados Unidos. “Es decir, vamos a ver cuatro encarnaciones diferentes de Donald Trump, que es un hombre del espectáculo, de la farándula, es un actor. Tenemos que aprender a vivir con esas distintas encarnaciones”, dice.

Subraya que mucho de lo que sucedió en la pasada campaña presidencial estadounidense se debe recordar, pero no obsesionarse con ello pues, al final, lo que va a contar son las acciones y no los dichos”

Enfatiza que para enfrentar la nueva realidad de la relación México-Estados Unidos se deberá contar con un equipo de funcionarios y diplomáticos debidamente preparados a fin de lidiar con los nuevos actores políticos de Washington, tanto en la Casa Blanca como en el Congreso.

“El gobierno mexicano por supuesto tiene que dialogar y tener una relación positiva y constructiva con el gobierno de Estados Unidos, esté quien esté a la cabeza, es una obligación de realismo político, pero debe ampliar sus vínculos, sus contactos, sus relaciones”.

José Antonio Crespo, investigador del Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE), advierte que en estos momentos el gobierno de Peña Nieto debería ya tener conocimiento de hasta dónde quiere llegar Trump respecto a México en temas sensibles como la migración y el libre comercio.

Coincide con Guerra y Berruga en que el gobierno de Peña Nieto deberá interactuar con muchos actores estadounidenses y no solamente con Trump.

“Porque una cosa son las decisiones que pueda tomar Trump, pero también va a afectar intereses de allá, se trata de un diálogo múltiple no sólo con el Ejecutivo para aprovechar el nivel de descentralización política que tiene Estados Unidos, incluso dentro y fuera de estructuras estatales”.

Crespo considera que el mejor escenario para México sería que Trump se flexibilice en temas como el TLC y migración. Insiste en que hay sectores en México que consideran que se debe tomar una posición más firme ante el nuevo presidente estadounidense y mirar hacia otras naciones como China.

“Muchos lo ven como una oportunidad para remodelar lo que nos hemos rezagado apoyándonos en Estados Unidos, pero lo tenemos que resolver con nuestros medios. Hay que hacer los cambios pertinentes en nuestra economía, pero tiene que ser con una postura firme”.

Sobre la supuesta operación que realiza Luis Videgaray Caso en contactos informales con el equipo de Trump, Crespo considera que sería importante que el canciller mantuviera la relación a partir de la confianza que inspira al equipo del magnate.

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