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En el marco del debate sobre la marihuana, el cardenal Norberto Rivera Carrera consideró que hacer cambios a la ley a favor de su uso es legalizar los problemas y con ello condenar a los jóvenes, mientras que el presidente del Senado de la República, Roberto Gil Zuarth, dijo que si un efecto debe tener el cambio regulatorio es el de disminuir la violencia que conlleva el mercado negro.

El Foro sobre la Marihuana es el primero al que convoca la Iglesia católica, en el que también participaron expertos como María Elena Medina Mora, directora del Instituto Nacional de Psiquiatría Ramón de la Fuente Muñiz, quien señaló que ante el dinero que está detrás del consumo de esta droga, es muy difícil regularla.

Rivera Carrera destacó que detrás del uso regulado de la droga “se esconde un drama humano y una problemática social que no podemos ignorar. Más aun, podríamos decir que es un tema emblemático, de algo mucho más profundo que tiene que ver con muchas otras formas de autodestrucción propiciada por criterios vacíos que comercializan con la muerte.

“Lo peor que nos puede pasar es que ante los problemas que no podemos solucionar, tomemos el camino de legalizar los problemas, condenando con ello a los jóvenes”, expuso.

Durante el foro convocado por la Universidad Pontificia de México y la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM), el cardenal Rivera dijo: “No estamos aquí para expresar una condenación genérica y sin matices sobre una problemática humana ampliamente extendida, sino para encontrar los aspectos positivos de la naturaleza que manejados por la ciencia, con conciencia, tienen siempre una aplicación en nuestro beneficio.

“No así cuando la falta de discernimiento nos lleva a consecuencias a todas luces negativas, por lo que debemos hablar con toda claridad y sin ambigüedades”, insistió.

El religioso, quien es el encargado de la Arquidiócesis Primada de México, explicó que “las políticas públicas no pueden diseñarse en la medida de las peticiones individuales y egoístas, sino en la dimensión exigente del bien común y de la promoción de la dignidad humana”.

Aquí está el punto de referencia para las decisiones éticas y morales que toda política exige, consideró el purpurado, quien recordó lo dicho por el papa Francisco en su reciente visita a México, respecto a no minusvalorar el desafío ético y anticívico que el narcotráfico representa para la juventud y para la entera sociedad mexicana, comprendida la Iglesia.

El senador del Partido Acción Nacional (PAN), Roberto Gil Zuarth, detalló que “es absolutamente falso” que con legalizar o regular la marihuana se va acabar con la violencia.

Expuso que “a lo único que podemos aspirar con un cambio regulatorio es reducir los riesgos de quien tiene la intención de consumir, de enfrentarse al mercado ilícito, a la amenaza y a la extorsión de las policías por lo ilícito, a la clandestinidad de donde venden la marihuana”.

Expuso que “la gran pregunta es si podemos generar la alternativa que cuando alguien va a buscar [marihuana para consumir] no se encuentra con un narco que lo quiera matar. Porque es el mercado negro lo que está matando a los muchachos (...) Pero en el caso de la marihuana, lo que dicen los estudios es que no es el consumo como tal, sino el mercado negro lo que provoca los efectos violentos”.

El senador panista destacó que “la regulación puede ser de distintos tipos: se puede inhibir el consumo sin necesidad de penalizarlo, se puede inhibir el costo social, sin mandar a las fuerzas del orden a perseguir a los consumidores”.

María Elena Medina Mora indicó que “me parece que cuando el dinero está atrás es muy difícil regular”. Planteó que para prevenir las adicciones se requieren diversas medidas, y sugirió enfatizar en los valores de la familia, la educación, oportunidades de desarrollo, al tiempo de trabajar más con la integración en el sistema de salud para que apoye a las grandes organizaciones que trabajan en este tema.

José Ángel Prado, integrante del patronato de los Centros de Integración Juvenil, declaró que “con una regulación no se debe criminalizar, ni penalizar a quienes consumen marihuana, por lo que rechazó que se haga algún cambio legal en ese sentido”.

Destacó la importancia de trabajar con los jóvenes y darles una buena orientación para evitar que caigan en el consumo de alguna droga o para rescatarlos de la adicción.

El rector de la Universidad Pontificia de México, Mario Ángel Flores Ramos, manifestó algunos de los puntos que abordaron los ponentes, como el hecho de que ha aumentado el consumo.

Cuando algo no está prohibido, dijo, comienza a comercializarse y aumenta el consumo, y no sólo provoca el incremento de los riesgos en la salud, sino también problemas sociales.

Indicó que la recomendación es que para orientar las políticas públicas, el Estado debe cumplir con su responsabilidad en este tema y tiene que haber participación de los legisladores y de los ciudadanos.

Destacó que los participantes coincidieron en que la legalización en el consumo de la marihuana no resuelve el problema y no es un asunto sólo de mercado y dinero, sino que el problema está relacionado con individuos, y la solución debe tener ese enfoque.

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