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Ofertas poco favorables para los clientes se detectaron en las tiendas comerciales de la ciudad de México durante el segundo día de El Buen Fin, aseguran los mismos compradores que llenaron las tiendas capitalinas en busca de las mejores promociones para su bolsillo.

Berenice ahorró durante todo el año para este fin de semana, para poder cambiar su televisión analógica a una digital y, además, comprar una tableta para su pequeño; sin embargo, al llegar a uno de los establecimientos participantes se percató que los precios no habían disminuido como ella pensaba.

“Sí compré mi pantallita, pero no era la que yo esperaba, la verdad no hay ofertas, sólo hay meses sin intereses y como yo no tengo tarjeta de crédito, entonces no me beneficia este supuesto apoyo”, comentó desilusionada la mujer de 34 años de edad.

Con el mismo sentimiento salieron los Hernández, quienes sólo pudieron comprar algunos productos de la canasta básica, no lograron regalarle a sus pequeños una computadora, debido a que consideraron que los precios eran iguales que hace unos días.

“Sólo compramos cosas básicas para medio vivir, aunque decían que no iba a haber trampas con este Buen Fin, siempre es lo mismo, ya traigo a los chamacos llorando porque no me alcanzó para comprarles su computadora, ahora hay que ahorrarle para poder comprarla”, dijo Manuel al salir de una tienda comercial ubicada en el oriente de la ciudad.

Al sur del Distrito Federal las cosas no cambiaron, ahí también hubo personas que consideraron una burla este “fin de semana más económico”, piensan que hay otras fechas donde se presentan mejores promociones.

“Las buenas ofertas son cuando se cambia de temporada y llegan nuevos productos, hoy es una burla. Sólo vine a comer y a ver que me podría comprar, pero no hay nada que convenga”, señaló José Luis, habitante de la delegación Tlalpan.

Aunque había gente que se salía de los establecimientos con las manos vacías, otros más llenaban sus carritos con los productos tecnológicos que estaban a la venta, como Christian, quien compro dos pantallas, un microondas y una consola de videojuegos.

“La verdad sí hubo ofertas importantes, como en las pantallas, y en general en los productos tecnológicos, aunque no como en otros países, obviamente, pero yo aproveché para cambiar varias cosas de mi casa”, dijo mientras acomodaba las compras en su vehículo.

Los abusados. Aunque la Profeco registró sólo 80 mil establecimientos aproximadamente para el Buen Fin 2015, algunos comerciantes de mercados, de locales, ambulantes y tianguis del Valle de México aprovecharon la promoción de este evento para aumentar sus ventas.

Con lonas ofertaron sus productos refiriendo a esta fecha, hecho que aseguran cada año ha aumentado su entrada durante esta temporada.

“Nosotros traemos cosas de Estados Unidos y vimos la oportunidad de venderlas afuera de la casa, gracias a Dios sí llegan los clientes, porque ven las ventajas y no como en otros lugares”, aseguró la señora Carmen Oropeza, mientras ofrecía su mercancía afuera de su casa, ubicada en la colonia Agrícola Oriental.

“Pásele al Buen Fin”, se escucha el gritar de los vendedores en el tianguis de las Torres, ubicado entre Eje 6 sur y Periférico, la mayoría comerciantes de ropa de segunda mano.

Entre risas y burlas otros replican los gritos, pero siempre ofertando descuentos que atraen a las personas.

“No tenemos para ir a comprar en otro lado, pero ya escuchó que aquí también hay ofertas, entonces aquí buscamos unas buenas garritas para estrenar”, comentó una mujer de la tercera edad, quien buscaba alguna prenda entre un montón de ropa.

Los rechazados. No obstante que los precios no disminuyeron y las ofertas a meses sin intereses fueron exclusivas para tarjetahabientes, las plazas comerciales se abarrotaron de asistentes, algunos para hacer la correspondiente despensa de la semana y otros sólo para ver cuáles eran las rebajas.

Iván pasó por su hijo a su curso de inglés y de camino se bajaron del transporte público para dar una vuelta en la plaza, el pequeño de 10 años de edad corrió a ver los juguetes, mientras que él lo jaló para ver las pantallas y lo nuevo en tecnología, sin embargo, tardaron más en hacer cuentas que en salir con las manos vacías.

“No me quería quedar con la tentación de ver cómo estaban los descuentos, porque en los medios decían que iban a estar muy baratas las pantallas, pero igual no me alcanzaba, hasta me formé para sacar una tarjeta departamental, pero me la negaron porque estoy en el”, comentó Iván, cuando salía de una tienda departamental en Parque Tezontle.

De 10 personas que esperaban que aceptaran su crédito en las tiendas sólo cinco eran aprobadas como clientes. En esas filas había más de 50 personas haciendo ese trámite.

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